El Gobierno y las comunidades autónomas ya estudian el plan de restricciones que este año marcarán las ‘excepcionales’ fiestas navideñas, como lo ha sido prácticamente todo el año. Y lo cierto es que las propuestas parecen razonables para hacer compatible una mínima celebración familiar y la imprescindible precaución ante un virus que está dejando diezmada a un sector importante de la población y que aún no hemos conseguido despejar.
A poco menos de un mes para la nochebuena es complicado siquiera plantear el escenario sanitarios ante el que nos encontraremos los días previos, por lo que la mejor recomendación es continuar aplicando diariamente todas las precauciones para que la incidencia de la pandemia continúe bajando en las próximas semanas a buen ritmo. Quizás a mediados de diciembre se pueda vislumbrar cuáles serán los principales datos de hospitalización y contagios para decidir entonces la mejor opción para la salud pública de los burgaleses.
Ante ello, sería bueno que Gobierno y comunidades acuerden un plan común de actuaciones para toda España, pero sin duda deberá tener en cuenta diversas alternativas en función de cómo esté afectado cada territorio. Esta pandemia nos está enseñando que no es posible adoptar las mismas medidas al mismo tiempo en todos los lugares, lo que sí hay que hacer es establecer unos criterios objetivos para todos y tomar decisiones en función de ellos.
Por supuesto que el plan que se negocia en el consejo interterritorial son solo recomendaciones, pero debemos ser conscientes que este final de año no podrá ser como los anteriores y tampoco podemos tirar por la borda en unos días el esfuerzo común de semanas. Conviene prepararse para ello.