María Vélez

Plaza Mayor

María Vélez


Al rescate

06/11/2020

Igea ya dijo hace una semana cristalino que tiene lo que tiene. Ni se llama Macron ni su apellido es Merkel. Nadie sabe el recorrido real de las estrategias puestas en marcha por Francia y Alemania - Italia y Reino Unido tampoco se quedan atrás- pero quizá sí funcionarán como frenazo al ritmo actual de contagios -y luego qué, me pregunto-. Son duras, también valientes. Castilla y León dio el martes un paso al frente y amanece hoy más callada, sin ruido de cafeteras, cucharillas y tazas de café. Un paisaje sonoro y visual lejos de la España que madruga y se va a dormir pegada a la hostelería que tanto nos da.
Medidas muy serias que podrían llegar a más con las comunidades suplicando al Ejecutivo central un confinamiento domiciliario y que priorizan la salud y el ámbito sanitario, lo que implica arriesgar otros. No hay dilema. Sí deben existir planes solventes, realistas y creíbles para tratar de salvar esas economías paralizadas. Soluciones a gran escala al margen - deben partir y exigirse a quienes tienen asiento asignado en los parlamentos- el rescate auténtico empieza a nivel individual. Por responsabilidad colectiva y supervivencia emocional. 
En este punto, con lo ya superado y lo que queda - lo de salvar las navidades es una frase hecha, ya manida e imposible de creer- cuidar el espíritu es vital-. ¿Remedios? 
Para gustos, los colores. Quizá, para empezar, obligarse a tomar oxígeno consumiendo información ajena a la pandemia. La hay -también más allá de Trump-. Quién sabe si una cata en casa, sumergirse en plataformas de entretenimiento o disfrutar de los menús a domicilio de hosteleros locales. En definitiva, poner los cinco sentidos en alimentar los nuestros, oyendo, viendo, oliendo, tocando y degustando aquello que uno sabe que convierte su día en uno mejor. Viva el autorrescate. Y la responsabilidad. No me cansaré.