No sé cómo será la vida en España a partir del 10 de mayo. Apunta a que amaneceremos en un país sin estado de alarma. Primera jornada desde hace meses sin ese paraguas legal que, hasta la fecha, al parecer, resulta y se ha argumentado como imprescindible. Dice Sánchez que las comunidades ya no lo necesitarán para articular restricciones porque tienen fórmulas para implantarlas. Complejo entender por qué un día se justificó como impepinable entonces. Tampoco plantea, de momento, alternativas pese a la súplica regional. 
Lo que es seguro es que el 10 de mayo la pandemia continuará; la vacunación, también, y las medidas de contención de los contagios entiendo que igualmente a juzgar por los datos actuales. Bienvenidos al caos, al de más vaivenes de restricciones entre regiones y al derivado de las resoluciones jurídicas al respecto por cada uno de los órganos competentes en cada autonomía. Cojan aire porque esto sí incrementa la fatiga pandémica.
Mientras, el cierre perimetral sigue. Pese a lo que implica ha traído cosas positivas. Burgos ha descubierto Burgos, con turistas oriundos mapeando rutas a pocos kilómetros de la casilla de salida. No ha tenido que venir una pandemia para demostrar que no hace falta cruzar fronteras para disfrutar parajes en los que naturaleza, cultura y gastronomía son sobresalientes, pero sí ha empujado a redescubrir el turismo de proximidad. 
Las redes sociales son prueba de ello, con publicaciones que ponen en valor la riqueza de una provincia con mucho que contar. Sodebur (@turismoburgos) invita al viajero a narrar su experiencia en un certamen de microrrelatos en Instagram con el hashtag #NecesitasRespirarBurgos. Pueden participar hasta el 10 de mayo. Más allá de la coincidente fecha, de la pandemia y de las limitaciones de movilidad, conviene no olvidar seguir siendo turistas en casa.