El bipartito gobernado por Daniel de la Rosa y Vicente Marañón quiere deshacer el ensanchamiento de la acera que en el mandato de Javier Lacalle se realizó junto a la estación de autobuses, en la calle Miranda. Desde luego que fue una chapuza en toda regla del equipo del anterior alcalde quitar en ese lado las plazas de carga y descarga de equipajes, imprescindibles en una terminal de transportes y convenientes también para facilitar que los viajeros puedan bajar o subir de coches, taxis… Y más en una vía estrecha y de una sola dirección como esta. La obra no fue gratis, el Ayuntamiento de Burgos gastó un buen dinero en pavimentar y poner el solado nuevo. 
Albricias, ahora el actual equipo y Vox -que presentó la propuesta en el pleno- constatan que ese cambio origina notables problemas en la fluidez del tráfico y, como solución, se habilitará el carril, pero levantando las baldosas y los bordillos… No será, seguramente, mucho el coste y el tiempo, pero si a este dispendio unimos otros muchos que se han realizado por fallos multiorgánicos, cabezonerías, imprevisiones, improvisaciones, despropósitos, negligencias y desidias varias nos sale una buena suma. Las arcas municipales, que sepamos los ciudadanos, no están para muchas alegrías. 
Todos los burgaleses -menos nuestros munícipes, parece ser- nos hemos dado cuenta que en la otra acera hay una hermosa zona azul para 10 o 12 plazas. Pues bien, ¿por qué no se elimina ese tramo el pago y se habilita como zona de carga y descarga de equipajes y descensos de pasajeros? Pueden decir, efectivamente, que esa solución supone un riesgo para los pasajeros que deben cruzar la calzada para acceder a la terminal, pero no lo veo porque hay dos preciosos y bien señalizados pasos de cebra y la distancia de desplazamiento hasta la puerta de la estación es mínima. Ese dinero que se va a a derivar de los presupuestos municipales para recomponer la dichosa acera vendría, sin duda, muy bien para arreglar otras muchas aceras, que falta hace en algunos barrios de la ciudad. 
No creo que en el excelentísimo me hagan caso porque nuestros munícipes, como el resto de políticos, tiran con pólvora ajena -la que sale de nuestros impuestos- y no parece importarles mucho malgastar dinero público. No obstante, ahí lo dejo, por si suena la flauta.