Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


El dinero sí...

25/01/2021

Treinta y cinco de nuestros diputados ya tenían que haber padecido la enfermedad. Y una de sus señorías estar sólo medio vivo. Pura estadística. Un diez por ciento de la población que ya ha pasado la infección. Una letalidad de un uno por ciento. Y un Congreso de trescientos cincuenta que cobran como parlamentarios. Trabajen o no. Así visto, la pandemia no supone una amenaza para la vida de nuestras instituciones. Un diputado al año más, o menos, no parece suficiente para hacer temblar nuestra democracia. Tampoco A un gobierno que dispone de veintidós ministros, tres vicepresidentas y un cuarto al asalto. Pero hablamos de salud. Y de medicina. Respirar. Comer. Amar. De que nuestro organismo, el de cada uno, ejerza normalmente, o no, todas sus funciones. De que logre recuperarlas, o no, cuando alguna se deteriore. De que consiga anticiparse a una infección, o no, con un tratamiento preventivo. Medicina y salud. Sí. Porque la estadística es otra cosa. No contagia, desde luego. Pero tampoco cura. Es más, desde el punto de vista del individuo ni tan siquiera existe. Siempre es del cien por cien. Cuando, porque estás enfermo. Cuando, porque sano. Una almorrana no deja de doler sólo porque en tu culo sea estadísticamente improbable. Supongo que por eso no me ha extrañado en absoluto. Alcaldes. Concejales. Gerentes de Hospitales. Somos de carne. Me refiero a que se hayan colado. Por más que Feijóo se rasgue las vestiduras pidiendo que la casta sea la última de la fila de la vacuna. Por mucho que el Consejero de Salud de Murcia haya dicho, y hecho, todo lo contrario. Al fin y al cabo, como país, hemos actuado de igual modo. Y como parte de Europa. El director general de la OMS lo ha dejado claro. «No sería justo que adultos jóvenes y sanos en los países ricos se vacunen antes de que puedan hacerlo trabajadores sanitarios y personas mayores en los países más pobres». La noticia es de esta semana. Veinticinco dosis en Guinea. Sin ningún cero a la derecha. El resto, hasta treinta y nueve millones, por supuesto que con sus seis ceros, ya nos los hemos inoculado las naciones con más posibles. Nueve mil novecientos noventa y cuatro contra seis. Puede que la estadística no cure. Cierto. El dinero sí...