El cúmulo de problemas cotidianos a los que se enfrenta un ciudadano normal crece a diario. Y eso que después de la pandemia pensamos que no había nada peor. Nos equivocamos y una vez más se demostró que lo que no mejora empeora. Y así es.

No es necesario que relate las dificultades que nos está creando la subida de la luz y el gas, el elevado IPC, la guerra en Ucrania, el incremento de precio en los carburantes... creo que todos lo conocemos y lo sufrimos a diario. Sin embargo, lo que me gustaría es que alguien llevara el timón para salir de esta tormenta perfecta con los menores daños posibles. Y digo me gustaría porque tengo dudas de que haya alguien al frente de España, hasta ahora no se ha visto que nadie tome decisiones, si acaso peticiones de 'votos de confianza', promesas de medidas que no llegan y giras por Europa con resultado nulo.

El Gobierno central, presidido por Pedro Sánchez, se ha borrado. La división interna, que ya es casi un socavón entre los ministros socialistas y los de Podemos, y las discrepancias de sus socios en el Congreso hacen cada vez más complicado que el presidente pueda agotar la legislatura. Sin embargo, lo más grave de todo es que los ciudadanos sufren las consecuencias de esta inacción, de la palabrería hueca de los dirigentes y de su falta de empatía con la sociedad.

Es hora de tomar medidas ya, sin dilación, sin perder ni 24 horas en conversaciones con los socios europeos, algo que puede hacerse tras la aprobación de rebajas fiscales, bonificaciones o cualquier otra iniciativa que ayude a atravesar esta delicada situación. Sánchez debe escuchar a la gente, no se puede esperar ni al Consejo de Ministros del próximo martes. Es la hora de actuar y ya vamos tarde. Y si no, deja paso al siguiente.