Las vacaciones de verano de la mayoría de los mortales han llegado a su fin. Muchos han cambiado ya el pueblo por la ciudad, pero los que continuamos en el medio rural todo el año vemos cómo comienzan a vaciarse las calles, los parques, las piscinas, las riberas de los ríos... y cómo vuelve el silencio. Volvemos a ser pocos, muy pocos tristemente, excesivamente pocos en la mayoría de pueblos. Ya no se escuchan tantas sonrisas infantiles ni los chavales van en grandes cuadrillas o en bicicleta de allá para acá.

Aunque hay que mantener alta la moral y apostar por un otoño lleno de matices, que ya está adelantándose y mostrando como los ocres y los marrones pronto tapizarán los paisajes y los bosques se mostrarán como una postal de cuento para adentrarse por la multitud de senderos que cada vez más señalizan las diferentes administraciones. Pisar la hojarasca y mirar un nuevo paisaje cambiante cada día son placeres por llegar. 

En Merindades aún quedan muchas oportunidades para disfrutar, la recreación histórica del asedio carlista a Villarcayo este próximo fin de semana o las fiestas patronales de Nuestra Señora del Rosario en Medina, a partir del 30 de septiembre, con la llegada de Carlos V el tercer fin de semana y para rematar el mes, la Feria de Antigüedades ANTICO. Habrá oportunidad de disfrutar de otro modo antes de adentrarnos en el frío invierno, tirar de mantita y libro y aprovechar cualquier resquicio que de la climatología permita para lanzarse de nuevo a las sendas, caminos naturales a orillas del Ebro o al que transcurre por las antiguas vías del Santander-Mediterráneo a su paso por Las Merindades. Y que aunque le pese al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que lo ha llenado de carteles de 'Prohibido el paso', porque está en obras hace ya tres años y medio, somos muchos los insumisos que lo pisamos y disfrutamos siempre que podemos.