Si usted es de los que pretende acabar la jornada relajándose frente al televisor con un buen programa en las cadenas generalistas, a buen seguro ya se ha dado cuenta de que es, casi, misión imposible; probablemente porque el objetivo lo tienen puesto en arrastrarnos hacia las plataformas de pago que es donde ahora está el negocio y, para ello, no hay nada más efectivo que ofrecer calidad ínfima en la marca blanca.

Afortunadamente nos queda el 'casi'; y en algunas ocasiones, ahora que están tan de moda los espacios de entrevistas, se producen encuentros entre buenos entrevistadores y mejores entrevistados, de esos a los que les avala su trayectoria y realmente tienen algo interesante que contar y que aportar. Por ello ha sido una grata sorpresa tropezar con Jordi Évole y Maruja Torres. Él tan directo y osado en sus preguntas y ella, una pionera del periodismo y de la lucha feminista verdadera; aquella que tiene lugar al pie del cañón, sin apocarse, en su caso, en una época en la que todo estaba por hacer. Con su estilo directo y sin tapujos, la veterana periodista y escritora hacía un repaso por capítulos de su vida que otras esconderían; por la profesión pasada y actual, sobre la que dejaba grandes reflexiones que compartirá cualquiera que ame de verdad al periodismo y no cierre los ojos ante la degradación en el que actualmente está sumido, por desgracia para todos.

Pero si algo me gustó fue su reflexión sobre lo que es llegar a la vejez, en un contexto social en el que se rechaza y se margina todo aquello que no rezume juventud. «Ser vieja no es un insulto, es un logro», comenzaba Maruja. «Hay que ser más valiente para ser viejo que para ir a la guerra porque el que va cree que sobrevivirá y el viejo sabe que su decrepitud avanza». «Eres tan joven en tu vejez como lo fuiste en tu adolescencia porque todo te sucede por primera vez». «El éxito de la vejez es tener techo comida y pensión y no tenerlo es un fracaso de las instituciones que vota la sociedad». Como también es un fracaso, añadiría yo, pasar de su experiencia, no darles la buena vida que merecen en muchas residencias, no prestarles una óptima atención sanitaria o ponerles trabas pasando sobre ellos como una apisonadora con las nuevas tecnologías, entre otras muchas cosas. En cualquier caso, si tienen la oportunidad, busquen el programa.