Carmen Hernando

Desde la campiña

Carmen Hernando


Gilead y Vox

15/07/2022

Como sucede a menudo, la realidad supera a la ficción, y lo que en la serie de El cuento de la criada nos parecía poco creíble por exagerado se convierte estos días en nuestra región en más verosímil que nunca. Las mujeres como instrumento de procreación, y poco más. Sin libertad para decidir, para elegir si tener hijos o no, cómo, cuándo y con quién. Qué miedo.

Echar la culpa de la despoblación a la hipersexualización de la sociedad es desviar la atención de los verdaderos problemas de Castilla y León que conducen a la baja tasa de natalidad y especialmente a la emigración de los jóvenes de nuestra comunidad autónoma: falta de oportunidades, precariedad laboral, limitado acceso a los servicios sanitarios y educativos en el mundo rural, insuficientes infraestructuras y transporte público, dificultades de acceso a una vivienda… ¿O es que en Madrid están menos sexualizados? Me cuesta pensar que con el carácter sobrio de los castellanoleoneses, García Gallardo piense que estamos más desinhibidos que en otras regiones donde hay más 'libertad'. Lo que sí tienen es más inmigrantes, que contribuyen a incrementar la tasa de natalidad, pero eso a él tampoco le gusta.

En sus declaraciones del pasado día 26 de junio en Zamora, el flamante vicepresidente del gobierno de Castilla y León destila también hipocresía. Se permite darnos lecciones a los padres de familias numerosas y criticar a los «eternos adolescentes que no quieren asumir las cargas de un hijo» cuando él mismo no ha aportado ningún vástago a esta causa, y el término 'adolescente' le pilla bastante lejos ya. 

Dicho esto, que personas que pertenecen a partidos de extrema derecha hagan este tipo de declaraciones no me sorprende, la verdad. Lo que me desconcierta un poco más es que un partido como el PP, que se encuentra supuestamente en un camino hacia la moderación, le haya nombrado vicepresidente del primer gobierno autonómico que cuenta con Vox como socio de coalición. Tendrán que asumir las consecuencias, que esperemos que no sean irreversibles.

Nunca pensé que fuese a decir esto, pero voy a echar de menos a Igea.