Rosalía Santaolalla

Sin entrar en detalles

Rosalía Santaolalla


Al médico

25/03/2021

Lo llevaba escrito, lo que quiere decir que no fue un alarde de ingenio de última hora ni un calentón verbal: en la cabeza del diputado del PP Diego Movellán funcionaba la boutade sobre las mujeres de Podemos. Y no la pronunció con una cerveza en la mano, ni subido a un taburete en un concurso de monologuistas amateur. Escogió una comisión del Congreso de los Diputados para decir que en el partido de Iglesias las mujeres solo ascienden «si se agarran bien fuerte a una coleta». Lo que parece claro es que en el partido de Casado, para que asciendan los hombres, no se organizan concursos de retórica. 
Lo mejor del asunto -o peor, según se mire-, es que no sabemos qué tenía que ver semejante afirmación con el debate que se estaba manteniendo en la comisión de Trabajo y me pregunto si el diputado estaba interesado en que trascendiera algo más de su intervención, porque últimamente sus señorías parecen instalados en la anécdota. El que sí que estuvo atento, en este caso a una intervención de Íñigo Errejón, fue otro diputado del PP, que tuvo la imperiosa necesidad de gritarle «vete al médico» después de que éste hablara del aumento de suicidios y de la dificultad de acceso a los recursos de salud mental de una parte de la población. Se ve que ni el hemiciclo ni ciertos temas inspiran tanto respeto como pensábamos. Y si esto lo hacen en público, no quiero imaginar lo que se dice en un despacho. O en cualquier comisión, a puerta cerrada, cuando una discusión sube de tono. 
Como sigan así, vamos a empezar a describir algunos ambientes como parlamentarios en lugar de tabernarios, expresión con la que, por otra parte, no estoy de acuerdo: en las tabernas que frecuenta esta que firma, la parroquia es bastante más ocurrente y respetuosa que algunos de los políticos que berrean desde sus bancadas. En todo caso, el diputado Romero, sospecho que sin quererlo, dio en el clavo: hacen falta más recursos en la Sanidad Pública para abordar la salud mental de la población y aún queda mucho que hacer para eliminar el estigma social que aún recae sobre estas enfermedades. Que la anécdota nos sirva para no despistarnos de lo importante.