Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


La anarquía

21/12/2020

Desde que tengo uso de razón política, si es que tal cosa existe, he asistido a múltiples disputas cada vez que un gobierno pretende aprobar una nueva ley de educación. El asunto no es baladí, de la educación se habla poco aunque su peso en el modelo de sociedad es decisivo, probablemente es el factor más influyente en la forma de organizarse colectivamente.
Pero la educación arrastra un lastre permanente cuando no se diseña pensando en el bien de las personas sino pretendiendo imponer algún tipo de ideología, cuando se intenta imponer alguna forma de pensamiento único, porque siempre hay alguien que sabe o cree saber a ciencia cierta cómo tenemos que comportarnos todos. 
Por cuestiones de azar ha caído en mis manos un pequeño libro editado en 1931 titulado La anarquía explicada a los niños, un texto preñado de buenas ideas ante el cual, leído el título, muchos virreyes de pensamiento único ni siquiera lo abrirían, porque anarquía suena a revolución y algunas cosas son inmutables. Pues no es tal: según este texto anarquía es algo así como no conformarse con determinados aspectos de la organización de la sociedad y tratar de que la vida esté basada en principios de amor universal y solidaridad humana. Seguramente todos asumiríamos esto, aunque si analizamos la vida real esos principios no están suficientemente presentes porque a la hora de la verdad entre militancias, creencias e intereses desaparecen los principios humanitarios.
Sería sensato explicar a los niños qué consecuencias tiene vivir parapetados detrás de militancias: actitudes que imponen por la fuerza sus verdades que suelen ser las de los poderosos, que acaban favoreciendo a los mansos y perjudicando al resto. O instruirles sobre las formas sutiles de manipulación de la conciencia basadas en verdades eternas que acaban siendo de origen doméstico: con ellas se levantan dioses con pies de barro que no resisten argumentos inteligentes. O instruirles acerca de los riesgos del capitalismo que se aprovecha del esfuerzo humano generando modernas esclavitudes y produciendo desigualdades manifiestas.
Puede que me esté volviendo algo anarquista: al final la educación verdadera quizás se reduzca a pocos principios.