Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Hacer balance

03/01/2022

Son días estos de hacer balance, en el más amplio sentido de la expresión. Mirando hacia atrás, a lo largo y ancho del año que terminó, porque hacer balance supone establecer el resultado final de ese espacio de tiempo; pero también mirando hacia adelante, porque también implica fijar objetivos, alentar expectativas, formular compromisos, para el tiempo recién iniciado, ya sea para mantener la tendencia, si los logros fueron positivos, ya sea para corregirla o cambiarla, si ocurrió lo contrario.
Y en esas estamos; de manera individual, cada uno en lo que le toque, y de forma colectiva en lo que nos atañe a todos. Me temo, refiriéndome a lo colectivo, que con mucho claroscuro. Iniciamos el 2021 con la esperanza, tan alentada por los mensajes de quienes disponían de más información, de que, una vez que se alcanzara el nivel de inmunidad suficiente derivado del proceso de vacunación masiva, prácticamente estaría superada la pandemia y recuperada la normalidad. Terminado el año, hemos comprobado que no era exactamente así. Olvidamos que la pandemia era universal y que no podría darse por superada de forma aislada en ciertos lugares, mientras el combate no tuviera alcance universal. Por eso hemos terminado el año sabiendo que nuevas variantes y nuevas oleadas han venido a perturbar con notable intensidad el nivel de normalidad que creíamos alcanzado.
Así que ahora toca hacer planes para el futuro próximo, para este 2022 recién iniciado. Creo que lo primero debiera ser recuperar cierta homogeneidad en el tratamiento de la situación; el escenario de la disparidad, de la asimetría, de la desigualdad de medidas cuando el problema es el mismo aquí o allá, está cada vez más teñido de sospecha de interés partidario de un signo o de otro, especialmente cuando suenan los tambores electorales, con plazos más o menos cortos, pero ya de manera insistente y continuada.
2022 es una cifra redonda; salvo cuando llegue el 2222, que me temo que no lo veremos, no habrá otra cifra más armoniosa. Confiemos en que eche una mano; pero dispongámonos a echarle también nosotros una mano a él, para que cuando llegue el momento del balance podamos colocarle en buen lugar en ese ranking que los años anteriores dejaron un tanto maltrecho. Para empezar, yo se le deseo feliz y próspero a todos los lectores y en todos los órdenes.

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