Belén Delgado

Plaza Mayor

Belén Delgado


Pedaleo sostenible

20/09/2021

Estos días se celebra en toda Europa la Semana de la Movilidad Sostenible. Las calles de nuestras ciudades son las arterias que mueven la vida colectiva. Pero han acumulado tanto motor rodante durante décadas que el ‘colesterol’ en forma de dióxido de carbono va camino de provocarnos más de un ‘trombo’ en nuestra forma de vida. En España nos está costando asumir la necesidad de aplicar medicinas contundentes al problema. Seguimos pensando que el asunto de la necesidad de reducir los combustibles fósiles para aplacar el cambio climático se arreglará solo. O que la responsabilidad es de alguien, mayormente de los poderes públicos, pero nunca nuestra. Que no tenemos porqué hacer nada.
Una amiga recién llegada de París me hablaba estos días de la invasión de bicicletas en la ciudad. La capital del amor se está convirtiendo en la capital del amor a la bici. Y estamos hablando de una ciudad enorme de ocho millones de personas y con unas arterias infinitamente más largas. Pero sus responsables han decidido ganar espacio poco a poco para la vida desmotorizada. 
Tenemos el clima más benigno de Europa, pero son los centroeuropeos los que sacan sus dos ruedas a las calles todo el año. Para ellos, las bicicletas no solo solo para el verano. En nuestro caso, la promoción del pedaleo sí que empezó con la idea del ocio que algún día podría convertirse en alternativa vital. Los proyectos de vías verdes recuperaron las abandonadas líneas de ferrocarril para convertirlas en remozados carriles en los que combinar el deporte de las dos ruedas seguro con los entornos naturales. 
Pero, una vez más, fracasamos en la conjugación del verbo sostener. En este caso en su segunda acepción: conservar. No hay más que subirse al sillín y darse una vuelta por los amplios tramos abiertos en la línea Santander- Mediterráneo que cruzan la provincia. O por la del tren minero de la Demanda, una de las primeras que se abrió en la península. En algunos, la maleza está a punto de cerrar el paso. Las zonas de descanso con bancos y árboles están grafiteadas o destrozadas. En el que sube a la sierra hay que tener cuidado de no fiarse de las barandillas, algunas caídas por sus taludes abajo. 
Estos pequeños fracasos en el impulso del pedaleo invitan al escepticismo. Después de la Semana de la Movilidad Sostenible tal vez tocaría organizar la Semana de la Movilidad Sostenible que sea Sostenida. ¡Qué mareo de pedaleo lingüístico!