Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


No lo suficiente

10/03/2021

La atribución de rasgos humanos a los animales de los que tanto se ha servido la literatura, desde los antiguos clásicos griegos hasta los más tiernos cuentos infantiles, siempre me ha causado escalofríos. Desde el minotauro hasta el gato con botas, desde los faunos a los tres cerditos, el híbrido de la especie humana y animal me hace sentir cierta incomodidad, sensación por la que en ocasiones tiendo a asociar rasgos desagradables del carácter humano con alguna especie animal.
Es lo que me sucede a menudo con el machismo. En este mestizaje al que tiendo en asuntos que no son de mi aprobación, clasifico a los machistas en diferentes tipos, uno de ellos es el de los perros pekineses.
El primero al que incluí en este catálogo fue a José Luis García Ancos, cuando aún era fiscal jefe de Castilla y León, y en el juicio a Ismael Álvarez, tuvo que ser relevado del caso por acoso procesal a la víctima, Nevenka Fernández. Este tipo de machismo pasa inadvertido hasta que, al machista, miembro destacado de su comunidad, se le cae la careta en público. Durante una de las sesiones del caso al que me refiero, el fiscal se cebó con la víctima como solo es capaz de hacerlo un perro pekinés cuando al pasar a su lado, te muerde los tobillos con un ensañamiento que no es propio de su tamaño, como no lo era de su cargo en el caso de García Ancos.
Netflix ha rescatado con el documental Nevenka este capítulo de la historia reciente más oscura de El Bierzo. En él se narra el calvario de la víctima de acaso sexual por el entonces alcalde de Ponferrada: su sufrimiento, su fortaleza, el juicio penal que ganó y el social, que perdió. 
Dirigido por Maribel Sánchez-Maroto es un trabajo magnífico que insiste en hacernos ver lo que los españoles hemos cambiado en el ámbito de la igualdad en las dos últimas décadas, y cuyo visionado es una buena forma de rememorar esta semana del 8 de marzo pandémico. Verlo, sin embargo, me ha hecho sentir el mismo repelús que me provoca el antropomorfismo: esa manifestacón horrible que llenó la plaza de Ponferrada apoyando al acosador en el 2001 no es muy diferente de la que se produjo en 2019 en la de Aranda de Duero para apoyar a los futbolistas condenados por agresión sexual a una menor. Hemos mejorado, pero no lo suficiente.