Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


40 años

29/11/2021

Han pasado 40 años, pero para los que estábamos allí parece que fue ayer. En 1981 la comunidad científica empezó a recibir noticias confusas de una rara y desconocida enfermedad: varones homosexuales padecían cánceres extraños no observados hasta ese momento en esos colectivos e infecciones respiratorias muy severas que les causaban la muerte. Además, eran fácil presa de infecciones diseminadas por hongos, otras infecciones en el sistema nervioso y procesos consuntivos que acababan con sus vidas. La alerta surgió, la ciencia aceleró sus pasos y dos años después el VIH fue identificado como el origen y causa de aquella catástrofe para la salud de esas personas. En 1985 ya se empezó a aplicar un test para saber quién era portador de ese virus y, para entonces, ya conocíamos que no era patrimonio de homosexuales sino de todo aquel que se pusiera en riesgo usando drogas intravenosas o en relaciones sexuales sin protección con personas portadoras del VIH. En aquellos años el VIH se cobró muchas vidas, hasta que a mediados de los 90 aparecieron tratamientos eficaces. Pero para lo que aún no hemos encontrado tratamiento, a pesar del tiempo y de tanto conocimiento, es para el estigma que esta enfermedad produce, y los estigmas matan.
La mente humana para entender simplifica, no se maneja bien con los problemas complejos y al simplificar clasifica las cosas, a las personas, y las ve como buenas o malas, blancas o negras, patriotas o antipatriotas, morales o inmorales y con esa interpretación juzga, y cuando juzga condena fingiendo conocimiento con ese juicio. Algo así les sucedió y les sucede a las personas seropositivas; fueron juzgados, son juzgados y viven estigmatizados. Si tienes un cáncer porque antaño fumaste no te tienes que esconder, nadie te juzga, pero si tienes sida, por lo que sea, sí.
Los estigmas matan, te envían a la clandestinidad y eso es peor que la propia enfermedad. La ciencia encontró soluciones pero la sociedad no: juzga, condena y excluye. Les sucedió a los leprosos, y a los epilépticos, acusados de estar poseídos de Satanás. 
A pesar de todo se ha avanzado, las personas con VIH han aprendido a llevar la cabeza alta y a preservar su dignidad intacta.