Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


En resumen...

26/12/2022

Vale, no apetece. Andará usted petado todavía (física y psicológicamente) de Nochebuena y Navidad y resulta que le propongo la introspección, la reflexión, mirar al año que ha pasado, hacer balance, reconocerse o no en lo vivido, pensar en la vida. Que sí, que no apetece, pero es que el próximo lunes andaremos igual y además será otro año y tendremos menos ganas aún. Así que, valga la tontería, ¡al turrón!

Se pasa la vida sin darnos cuenta, a lo sumo en estas fechas (para algunos de mierda) quizás paremos a echar un vistazo a lo que hemos sido o cómo hemos sido tratados por el destino en los últimos doce meses. ¿Le ha ido bien a usted? No es una pregunta sencilla, la respuesta depende de muchos factores. Si uno, por ejemplo, piensa que el mundo es lo que se ve en Instagram, con todos esos alienados presumiendo de vidas, sonrisas y piñatas fabulosas, tal vez crea que, por resumir, le ha ido como el culo. Pero si, por el contrario, asume que la vida tiene aristas que hieren, mañanas oscuras como un amanecer de noviembre en Glasgow, derechazos implacables que te tumban en la lona y zarpazos que te abren los pómulos, entonces la cosa cambia. Porque si se es consciente de que la vida se asoma al abismo de vez en cuando también se sabe que hay un reverso luminoso, que no es menor que el anterior. Y en ese lado durante este año, seguro que es posible, si se rasca, desbloquear recuerdos, rescatar vitaminas para el alma. Piense un poco y surgirá, no sé, una mañana que dio un paseo a su bola por la ciudad sin destino ni prisa; tal vez aparezca una mirada cruzada con su persona amada en una situación cotidiana o un reencuentro fortuito con alguien emergido del pasado; puede ser también un momento de éxtasis colectivo, quizás un concierto después de la puta pandemia en el que se emocionó hasta la lágrima. No sé: jugar con los niños, caminar por el monte, hacer un buen trabajo, ver una exposición o un golazo, tener buen sexo, empujarse un cordero con los colegas… Entonces, ¿cómo le ha ido? Al final, seguramente con un poco de todo, como a todos. Pero, de momento, si lo piensa, aquí seguimos, listos para levantarnos del suelo cuando lluevan golpes y dispuestos a disfrutar del sol en la cara cuando luzca. Vivos, nada menos. Todo bien, pues.

Salud y alegría.