Rocío Martínez

Pegada a la tierra

Rocío Martínez


Con Ana o contra Ana

10/04/2023

Siempre me cayó bien Ana Obregón. Su aire naif, como infantil, ajeno al paso de los años, su rol de Anita la Fantástica… sus posados veraniegos, un personaje blanco que, en forma de portadas o programas, nos ha acompañado toda la vida. Y mira que hemos hablado de ella, pero nunca tanto como ahora, cuando su decisión de convertirse en 'madruela', término, creo, acuñado para la ocasión, marca hasta la agenda política, deja en migajas cualquier otra noticia y dibuja de nuevo algo tan nuestro como las dos Españas. Con Ana o contra Ana. Percibo más de lo segundo. Y confieso que me inquieta un poco la contundencia con la que algunos se manifiestan en un asunto tan de piel, qué digo de piel, de alma, tan marcado por un dolor tan intenso como la pérdida de un hijo. No vi nunca tanta saña en casos pretéritos de gestación subrogada, cuando eran otros quienes recurrían a ella. 

Y no pretendo yo erigirme en defensora de Ana, pero me dan pavor los bandos tan rotundos, y me agarro a los grises que arroja un tema tan delicado como éste. Sinceramente no me siento capacitada, ni con el derecho de juzgar a alguien que hace todo lo que está en su mano por encontrar un amor con el que aferrarse de nuevo a la vida, si alguien, de forma voluntaria, le ha tendido ese cable salvavidas. 

Se habla de transacción económica como si el dinero fuera el demonio, como si no pagáramos, o nos pagaran, por tantas cosas en la vida sin que tenga que haber nada sucio en ello. 

Pienso en esa frase, atribuida a Platón que dice Sé amable con todo el mundo pues cada persona libra una batalla de la que no sabes nada. O en algo más moderno, la empatía, e intento seguirla a rajatabla y más aún en asuntos de duelos y gestión de pérdidas, algo en lo que muchos cojeamos de una forma tremendamente dolorosa. 

Y en esta era en la que dudo de si la inteligencia artificial es una aliada o una trampa, abogo por la inteligencia emocional. Escucho hablar del metaverso, de algoritmos que marcan nuestra vida, de ChatGPT, y en ocasiones pienso, que se pare el mundo, que me bajo. Y me reafirmo en mi carácter analógico, quizás sea por mi origen burgalés, tierra de Atapuerca, y valoro como un tesoro la vida de antes. Aunque seguramente el Homo Antecessor tuvo mucho de disruptivo. Y celebro que, en el fondo, lo que nos interese sean las historias humanas, como la de Ana. A favor, en contra o con mil matices valorativos. Pero nos apasiona, y las emociones, de momento, no las sustituirá ninguna máquina.