Los paseos en bicicleta han sido una práctica habitual de ocio y ejercicio en mi familia desde hace muchos años. Es especialmente en verano, porque el tiempo y la agenda así lo permiten, cuando más disfrutamos de un buen paseo los fines de semana. Seguramente el aumento en la demanda de bicicletas económicas tras el confinamiento, por el interés general de hacer ejercicio al aire libre, unido a la reducción de la producción a nivel europeo provocado por los cierres de la covid, ha hecho que las bicicletas escaseen por estos lares. 

Una de las consecuencias que esto provoca es que los amigos de lo ajeno vean negocio en la reventa en internet de bicis domésticas de las que se apropian vilmente sin dejar siquiera tarjeta de visita. Entre el estupor y el cabreo me movía como víctima de uno de estos ultrajes, el segundo en menos de un año, hace algunas semanas, cuando en mi búsqueda por darles reemplazo, me encontré con el proyecto Quierounabici.eu, liderado por dos burgaleses, Ana y David, que recuperan bicicletas holandesas del país tulipán para darles una segunda vida en España. 

En Países Bajos el uso de este medio de transporte es masivo, tanto que muchas de ellas se abandonan, causando problemas a los gobiernos locales para su posterior gestión. Tras un tiempo en la calle, los ayuntamientos locales, las recogen y recuperan para ponerlas de nuevo a la venta y en circulación. Precisamente, con la intención de fomentar su reciclado, reutilización y uso de un transporte sostenible, estos dos emprendedores de las dos ruedas fletaron un camión con bicis a precios justos, para reubicarlas por todo nuestro país. 

La iniciativa fue tan exitosa, con modelo reserva anticipada incluido, que ya preparan otro para ayudar a un equilibrio sostenible entre la oferta y la demanda de estos velocípedos tan fascinantes. Quién sabe si mi nueva adquisición será de segunda mano y vendrá, con una historia por descubrir, de Róterdam o de Utrech, a un solo golpe de pedal. 
    @RodrigoBurgosOr.