Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


Zahorí magnético

04/01/2021

En este principio de año, probablemente usted no se haya resistido a consultar por ahí alguno de los múltiples horóscopos que predicen del futuro de cada uno en función de su signo en el zodiaco; otra cosa muy distinta es que se atreva a confesarlo. Relájese, no pasa nada, el ser humano lleva miles de años mirando al cielo en busca de trazos que le permitan arrojar luz sobre acontecimientos venideros. Y también se puede hacer por diversión, por ver si nos dicen algo bueno que nos produzca un poco de calor en estos tiempos sin certezas o porque es un primo que caerá en las garras de los desaprensivos de este negocio. De todo hay.

Según recordaba este fin de semana en un largo artículo La Vanguardia, la astrología surgió en Mesopotamia, donde asirios y babilonios rumiaron que los astros podían influir en nuestra vida y comportamiento. Este pensamiento lo transmitieron a griegos y romanos y con ese tamiz estuvo presente por siglos en la cultura occidental, como tantas otras cosas. Shakespeare en El Rey Lear escribió: «Son las estrellas, sí; son las estrellas que están sobre nosotros las que ordenan nuestro destino». Pero la cosa estalló ya en el pasado siglo, cuando los periódicos comenzaron a publicarlos. Fue, cómo no, en Inglaterra. Al nacer la princesa Margarita, el Sunday Express encargó una especie de carta astral de la pequeña. El astrólogo oficial de los famosos no estaba disponible y se lo encargaron a otro que ideó el sistema de predicción por signos solares que hoy conocemos. Por cierto, vaticinó que la princesa tendría una vida «agitada».

Respecto a la mía, los horóscopos de 2021 auguran lo contrario: voy a ir como un tiro. Y no lo dice uno ni dos, sino varios más que he mirado. No se pierdan los de los diarios argentinos, tienen ese irresistible toque literario natural en los porteños. El caso es que, al parecer, va a producirse una conjunción de Júpiter y Saturno que sucede cada  no sé cuántos años, y gracias a ese hecho voy a ser «como una especie de zahorí que sabrá con claridad el rumbo que debe tomar en cada momento», afirma una famosa vidente. ¡Un zahorí de la vida! Además, en verano, mi «personalidad magnética va a causar verdaderos estragos». ¿Cómo se queda? 

En principio, yo comienzo el año creyéndomelo todo, tampoco tenemos mucho más donde agarrarnos. Si la realidad me tiene que abofetear después con su crudeza, estaré preparado. Al fin y al cabo, soy un zahorí magnético. Salud y alegría.