Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


El padre del Rey

20/07/2020

Las cada vez más alarmantes noticias sobre el comportamiento económico del Rey emérito están planteando una situación que pronto puede llegar a ser insostenible, si es que no lo fuera ya. Es fácil de imaginar la zozobra del Rey en ejercicio, medio atrapado ahí, en un trance institucional que previsiblemente le llevará a tomar decisiones respecto de una persona que, quiérase o no, es su padre. Pero esto es lo que tiene la realeza: se es Rey por razón dinástica, por ser hijo de Rey, y de pronto caes en la cuenta de que adoptar medidas duras, marcar distancias, con el Rey anterior, que es tu padre.
Si en algún momento se pensó que el asunto se solucionaría con la estricta legalidad, interpretando hasta donde llega la inviolabilidad, y hasta donde no, para actuar en consecuencia, la realidad está demostrando que eso ya no es lo principal. Incluso si la conclusión jurídica fuera que el Rey emérito no puede ser investigado ni imputado judicialmente, el problema ahora es el grave efecto de imagen para una institución delicada como es la Corona, objeto siempre de un debate, fácil de apasionar, que puede inclinarse en cualquier dirección si falta la ejemplaridad. Y ahí es donde no hay distinción posible que permita separar con sutileza la conducta de una persona, como si no fuera otra cosa, y la conducta de un Rey, como si sólo fuera eso.
Preguntaba gráficamente un periodista hace unos días: «Pero Señor, qué necesidad tenía usted de hacer eso»; igual que en su día se preguntó a su yerno. Si usted y su descendencia tenían su vida holgadamente resuelta, y así sería mientras cumplan con dignidad la función que tienen atribuida de antemano, en tránsito hereditario y con reconocimiento constitucional. No es fácil de encontrarle una explicación racional, ciertamente. Pero habiendo llegado las aguas al punto que han llegado, y bajando turbias como bajan, tal vez al Rey ejerciente no le quede más remedio que actuar como tal y tomar decisiones de apartamiento si quiere enderezar el camino de la Corona. Es el único que puede tomarlas. Ya que no puede evitar ser hijo de su padre, tendrá que poner distancia de Rey a Rey. No hay otra.