I.e.-r.c. / burgos
De la apertura del primer tramo de la AP-1 (Rubena-Briviesca) se cumplen 40 años, los mismos que hace dentro de nada nuestra Constitución. La autopista en la que tanto dinero se han dejado los burgaleses -en la N-I lo que se han dejado han sido muchas vidas- nació prácticamente con el inicio de la democracia, pero fue concebida durante el franquismo. La supresión de los peajes bien merece una celebración -de eso se encargarán mañana los vecinos de los pueblos y la Plataforma- pero sin duda lo que no merecía es tanta improvisación. A partir de las 12 de esta noche (00:00 del sábado) las barreras se levantan y está previsto que entre 7.000 y 8.000 vehículos -sobre todo pesados- que circulan a diario por la carretera se trasladen a la doble vía, con la incógnita de si ésta, sin reforma alguna, será capaz de absorber este tráfico extra.
Cuando el reloj marque el segundo uno del 1 de diciembre, las barreras de la autopista estarán en posición vertical, pero las cabinas allí seguirán, por lo que los conductores habrán de reducir la marcha para salvar el estrechamiento de la vía. La señalización empezará a modificarse -los hitos de AP-1 por A-1 y la supresión de los avisos del peaje- mañana mismo. El desmantelamiento de las cabinas habrá de esperar. Está previsto que empiecen a quitarse las situadas en los carriles centrales -a fin de evitar el efecto embudo cuanto antes- para terminar por los extremos.
Al final la doble vía se abre a todos los ciudadanos tal cual, sin más reformas. Y eso que la última -el tercer carril entre Ameyugo y Miranda- se ejecutó hace ya una década, con motivo de la última prórroga, otorgada en 2005. Y desde esa fecha se sabía que mañana expiraba el plazo de concesión. Por eso no se entiende una liberalización tan improvisada. O quizá sí se comprenda.
El Gobierno de Rajoy no efectuó movimiento alguno ni ninguna declaración que hiciera prever que el peaje se suprimiría. El último ministro de Fomento popular, Íñigo de la Serna, evitó pronunciar la palabra ‘gratis’ en todo momento, se limitó a garantizar que la autopista revertiría al Estado. Tras llegar Pedro Sánchez al Ejecutivo, su ministro José Luis Ábalos anunciaba en el mes de junio que se levantarían las barreras. El margen de maniobra para diseñar mejoras en la doble vía era nulo. Por tanto, el Ministerio trabaja en el anteproyecto del tercer carril y existe el compromiso de estudiar nuevas conexiones para dotar de más permeabilidad a la autovía. Ahora habrá que esperar a ver cómo se comporta en los días de más tráfico. La primera prueba de fuego será el puente de la Constitución, a la vuelta de la esquina.
La diputada del PSOE, Esther Peña, declaró ayer en Miranda que «la decisión del Gobierno ha sido valiente porque había muchas presiones para continuar con el peaje, y lo ha hecho a contrarreloj». «Mientras el anterior gobierno del PP nos vaciló el actual ha cumplido», comentó. A su juicio «es la mejor noticia en materia de infraestructuras que ha tenido la provincia en muchos años, pero ahora hay que seguir trabajando, para que las actuaciones de mejora se realicen y para poner en valor lo que la liberalización va a significar en desarrollo económico para los municipios afectados».
«El camino no va a ser fácil y hay que fijar una hoja de ruta para el tema de los accesos y para el tercer carril, obras de las que el Ministerio ya tiene constancia», indicó. Hoy se reúne la Junta de Seguridad para definir la parte técnica de cómo se acometerá la liberación.
fiestas. La Plataforma de la N-I celebra hoy la liberalización a partir de las 23 horas. La comitiva saldrá de la Plaza Mayor de Briviesca y se desplazará a la rotonda de la entrada sur para hacer una ofrenda floral. A las 0,00 horas irán al levantamiento de barreras al peaje y a las 0,30 se retirará la pancarta del Ayuntamiento. Mañana a las 11,30 habrá una ruta libre por la nueva autovía. A las 15 horas tendrá lugar una paella popular en el Polígono de la Vega, naves 61 y 63, con conciertos a partir de las 17 horas.
La Comisión de la N-I, de Miranda, empieza la fiesta hoy a las 21,30 en la Plaza España con la actuación de The Roadmen y Ciudadano 49. El reloj del Ayuntamiento marcará la cuenta atrás.