Intelectuales y modernas

Angélica González / Burgos
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La Residencia de Señoritas, versión femenina de la Residencia de Estudiantes donde vivieron Dalí, Buñuel o Lorca, alojó a seis burgalesas entre 1920 y 1936. Una de ellas, Felisa Martínez, fue, además, médica de la institución

Imágenes de Felisa Martínez, la burgalesa más vinculada a la Residencia de Señoritas. - Foto: Alberto Rodrigo

Las miles de jóvenes que llenan hoy las aulas universitarias de Burgos seguro que no se han parado a pensar, y es lógico que así sea, que lo que hacen todos los días -ir a clase, coger apuntes, examinarse- es algo excepcional, porque no lo es. Ahora. Pero hace apenas cien años nadie en su sano juicio podía decir en voz alta que las mujeres tenían derecho a estudiar porque hubiera sido tachado de loco. Y no solo por gente antigua y retrógrada sino por importantes nombres del panorama cultural. «El acceso de la mujer española a la enseñanza secundaria y superior fue lento, tardío y se vio acompañado por oleadas de debates acerca de la posibilidad o capacidad femenina para ciertas actividades». Esta reflexión pertenece a la historiadora Raquel  Vázquez Ramil, autora de Mujeres y educación en la España contemporánea. La Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Señoritas de Madrid, recientemente publicado por Akal.

Se trata de uno de los trabajos más pormenorizados que existen sobre las instituciones que cambiaron la educación de las mujeres en España a principios del siglo XX  y cuya actividad fue dramáticamente interrumpida, como tantos otros intentos de modernizar el país, a partir de la Guerra Civil. En uno de los anexos de la obra, Vázquez Ramil incorpora el listado de las jóvenes que pasaron por la Residencia de Señoritas durante el tiempo que permaneció abierta, de 1915 a 1936. En los archivos  aparecen seis cuya provincia de origen es Burgos aunque puede que hubiera más, ya que en muchos casos no se recoge el lugar de procedencia. Con toda seguridad pertenecieron a clases acomodadas y familias que daban importancia a la formación de las mujeres. La Residencia de Señoritas fue, prácticamente,  una ‘obra’ de María de Maeztu, una de las primeras feministas españolas, que la dirigió y peleó por ella durante toda su existencia, y constituyó la versión ‘para chicas’ de la mítica Residencia de Estudiantes donde se alojaron intelectuales como Dalí, Lorca o Buñuel, por lo que tuvo una intensa actividad intelectual y cultural, más allá del simple alojamiento.

Entre las residentes burgalesas aparecen Ernestina, María Luisa y Paula González Rodríguez, las tres oriundas de Medina de Pomar, que vivieron allí entre 1920 y 19 36. Ernestina y María Luisa eran de profesión «facultativos» de archivos y bibliotecas.

Mari Cruz Trébol Sánchez estuvo entre 1930 y 1935. Fue profesora del Instituto Escuela, centro de segunda enseñanza puesto en marcha en 1918 también bajo los auspicios de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), maestra nacional y opositora a profesora de música. La JAE fue la entidad encargada de promover la investigación y la educación científica en España en la primera parte del siglo XX y es heredera directa de la Institución Libre de Enseñanza.

Carmen Martínez Santa Olalla, hermana del arqueólogo filonazi Julio Martínez Santa Olalla, permaneció como residente entre 1934 y 1936. Esta mujer formó parte de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria. En la nómina de burgalesas incluimos también a la palentina María Niño, puesto que realizó su oficio de maestra durante muchos años en Aranda de Duero.

De la que más testimonios quedan es de Felisa Martínez Ruiz, natural de Miraveche. Esta gran mujer no solo fue la primera licenciada en Medicina de Burgos sino que  también ejerció esta profesión en la Residencia de Señoritas, tal y como recoge el historiador José Manuel López Gómez en su libro Los inicios del ejercicio médico de la mujer en Burgos.

Martínez Ruiz estuvo en la Residencia desde 1925 hasta 1936 y comenzó sus funciones como inspectora médica en 1928. Tenía bajo su tutela sanitaria, como la denomina López Gómez, a 600 niñas y niños de los tres cursos de preparatorio y las niñas de bachillerato y no solo se dedicó a la asistencia sino que con los datos que iba recogiendo realizó varios estudios de epidemiología e higiene escolar. Sobre estas líneas aparece la firma de Ramón Menéndez Pidal, filólogo, insigne miembro de la Generación del 98 y vicepresidente de la JAE,  en el certificado que sobre esta actividad se le expidió a la burgalesa.