La fachada principal (III): Las agujas caladas

JOSÉ ANTONIO GÁRATE ALCALDE
-

A mediados del siglo XV, el arquitecto alemán Juan de Colonia culminó la fachada occidental de nuestra catedral con dos espectaculares construcciones

Agujas de la catedral de Burgos. - Foto: Valdivielso

Según una tradición/leyenda cuyo origen ha sido borrado por el tiempo, el obispo burgalés Alonso de Cartagena (1435-1456), tras su estancia por tierras del Sacro Imperio entre 1434 y 1439 con motivo del concilio de Basilea, vino acompañado por un grupo de maestros que el prelado había contratado con la finalidad de rematar la fachada occidental de la catedral, que había quedado inacabada en el siglo XIII. Encabezando dicho grupo se encontraría Hans von Köln o Juan de Colonia (h.1410-1476/78), que será el primero de una gran dinastía de arquitectos que ostentarán el cargo de maestro mayor de la obra de la catedral de Burgos entre los siglos XV y XVI.

Indudablemente, el topónimo Colonia nos está remitiendo al origen del maestro. En la Edad Media, la ciudad renana constituía un centro artístico de primer orden en el que destacaba su gran catedral, en cuya obra pudo haberse formado nuestro arquitecto. Es posible que Juan quisiera señalar en su nombre tan prestigioso origen o simplemente pudo haber heredado el topónimo de su padre, como era costumbre entre los canteros alemanes de la época.

Tampoco se sabe con certeza si a su llegada a Burgos Juan de Colonia tenía ya la categoría de maestro de obras, pero la lógica invita a pensar que sí, dada la naturaleza de su primer encargo en tierras castellanas. El primer documento en el que aparece citado como maestro mayor de la catedral data del año 1454, aunque seguramente ostentara dicho cargo desde bastante antes (hacia 1448). Probablemente, por esas fechas Juan ya se habría casado con María Fernández, a la que varios autores señalan como hija del cantero Juan Fernández de Ampuero y nieta de Martín Fernández (†1418), que fue maestro mayor de la catedral. Lo que es seguro es que, a mediados del siglo XV, tenemos a Juan de Colonia al frente de un gran taller catedralicio que se encargará de introducir los modernos planteamientos de la arquitectura gótica centroeuropea en un foco burgalés que se encontraba un tanto anquilosado en las viejas formas.

La aguja de la catedral de Friburgo de Brisgovia (Alemania).La aguja de la catedral de Friburgo de Brisgovia (Alemania).La primera obra que acometió dicho taller fue la culminación de la fachada occidental de la catedral. Gracias a la documentación conservada en el archivo catedralicio (una vez más), sabemos que los trabajos comenzaron el 18 de septiembre de 1442 y que finalizaron el 4 de septiembre de 1458. En un espacio relativamente corto de tiempo (16 años), se construyeron los dos niveles exentos de las torres, el remate de la galería de tracería y, por supuesto, las agujas caladas. Esta rápida ejecución fue posible gracias al apoyo de los principales poderes de la ciudad, pero, sobre todo, gracias a una bula otorgada por el papa Nicolás V en 1447 por la que concedía que la cuarta parte de todas las mandas y donaciones que se hicieran en la diócesis de Burgos se destinara a las obras de la catedral.

Los trabajos comenzaron por los cuerpos exentos de las torres, cuya construcción había sido abandonada en el último tercio del siglo XIII. Tras analizar concienzudamente durante varias campañas (de las que fui testigo) los encuentros de la obra antigua con la nueva, el investigador Nicolás Menéndez González, uno de los mayores expertos en la obra de Juan de Colonia, concluyó algo que a buen seguro sorprenderá a muchos lectores, que el maestro alemán tuvo que levantar ex novo la totalidad del cuarto cuerpo de la torre norte y gran parte del de la torre sur. La nueva construcción destila un profundo respeto por la obra del XIII, adoptando sus formas y reinterpretándolas magistralmente sin menoscabar la sensación de homogeneidad de la fachada.

Sobre el cuarto cuerpo de las torres, Juan de Colonia dispuso unos magníficos antepechos que ocultan los potentes tambores octogonales sobre los que se levantan las agujas, suavizando así el tránsito entre ambas construcciones. Los que dan al oeste están formados por unas inscripciones en caracteres góticos presididas por dos figuras. La del antepecho de la torre norte representa a san Juan Bautista, que porta un cordero y nos dice: Ecce agnus Dei (“He aquí el cordero de Dios”) (Jn 1,29). Y desde el antepecho de la torre sur, Cristo resucitado nos bendice diciendo: Pax vobis (“La paz sea con vosotros”) (Jn 20,19). En estos antepechos también se incluyen varios escudos de Castilla y León y del obispo Alonso de Cartagena.

La aguja de Nuestra Señora de Esslingen (Alemania).La aguja de Nuestra Señora de Esslingen (Alemania).El gran antepecho con el que se remata la parte central de la fachada también fue realizado en este momento. Juan de Colonia colocó en el centro del mismo una imagen de la Virgen con el Niño que responde a la clásica iconografía apocalíptica de María, es decir, «revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza» (Ap 12,1). La flanquean dos ángeles incensadores. A ambos lados de este grupo escultórico, como en los antepechos de las torres, discurre una inscripción que, a modo de elogio mariano, proclama: Pulc(h)ra es et decora (“Eres bella y hermosa”). Cierran el remate, en sus extremos, sendas figuras de san Pedro y san Pablo.

Pero la gran intervención de Juan de Colonia en la fachada principal de la catedral de Burgos fue, sin duda, la construcción de las agujas caladas, con las que el maestro alemán introdujo en Castilla un nuevo tipo arquitectónico que había surgido en tierras centroeuropeas en la primera mitad del siglo XIV. La primera aguja calada fue la de la, por aquel entonces, iglesia (hoy catedral) de Nuestra Señora de Friburgo de Brisgovia, una impresionante construcción que se elevaba hasta los 116 metros de altura, algo extraordinario para la época. Partiendo de ese pionero modelo, nuevas y espectaculares flechas caladas irán creciendo, a lo largo del siglo XV, por el sur del Sacro Imperio.

La aguja de Friburgo (hacia 1330) y la del campanario de San Jorge de la catedral de Basilea (hacia 1430) son las únicas que pudieron ver construidas tanto Alonso de Cartagena como Juan de Colonia. La de Basilea había sido trazada por Urlich von Ensingen (†1419), una especie de “arquitecto estrella” tardomedieval que se había especializado en el diseño de torres. Precisamente, las agujas burgalesas poseen ciertas características que presuponen un conocimiento directo de los proyectos de Ensingen. Este hecho ha llevado a los expertos a sugerir que Juan de Colonia procediera de alguno de los talleres continuadores de la obra del gran maestro alemán.

Detalle de la tumba de Juan de Colonia y María Fernández.Detalle de la tumba de Juan de Colonia y María Fernández.Será, de hecho, uno de esos talleres el que culmine en las últimas décadas del siglo XV la aguja que más semejanzas guarda con las burgalesas, la de la iglesia de Nuestra Señora de la localidad alemana de Esslingen am Neckar, un proyecto, cómo no, de Urlich von Ensingen. Sus aristas rectilíneas, recorridas por enormes crochets, y su arcaizante tracería (muy influenciada por la de la flecha friburguesa), así como el balcón que la circunda en su parte superior, la conectan claramente con nuestras agujas.

Los balconcillos de las agujas burgalesas, que se suspenden a unos 75 metros de altura, están formados por unos antepechos decorados con inscripciones y escudos. En el de la aguja sur se reiteran las siglas SM (Santa María), que corresponden al apellido de la familia de Alonso de Cartagena, el promotor de la obra. Y en el de la aguja norte se alternan el nombre de Jesús (IHS) y el escudo del obispo Luis de Acuña (1456-1495), bajo cuyo episcopado se puso fin a la obra.

Posiblemente no muchos lectores sepan que, como gran colofón, dos grandes estatuas de san Pedro (norte) y san Pablo (sur) culminaban antiguamente las agujas de la catedral a una altura de unos 80 metros. Por desgracia, estos espectaculares remates tuvieron que ser desmontados a mediados del siglo XVIII debido a que amenazaban ruina.

La impresionante finalización de la fachada principal de la catedral de Burgos tuvo que causar un enorme impacto en Castilla. Hay que señalar que nunca antes en la historia de la arquitectura se había coronado el hastial principal de un templo con dos agujas caladas gemelas. Juan de Colonia no solo creó una excepcional obra arquitectónica, sino también un poderoso símbolo en el que se reflejaba a la perfección la prosperidad que acompañaba a la ciudad del Arlanzón en esa parte de la historia.

Tras una fructífera vida, nuestro maestro fallecía a finales de la década de 1470. Fue enterrado, junto a su mujer, en la entrada de la capilla de la Visitación de la catedral, a pocos metros del sepulcro de su gran mecenas. Si os queréis acercar a presentarle vuestros respetos, no tenéis más que buscar una desgastada lápida en la que se desvanecen, en el interior de sendos escudos, dos extraños signos, uno de los cuales podría ser su marca de cantero (¿será el otro la de su mujer?)».

(Me gustaría agradecer a Nicolás Menéndez González su generosidad a la hora de compartir conmigo sus interesantes descubrimientos).

Otras fuentes consultadas:

- GONZÁLEZ ROMERO, J. F., "El gótico alemán en España y la dinastía de los Colonia. La cristalización de las torres caladas: Friburgo, Burgos y Oviedo", Trea, 2016.

- PAYO HERNANZ, R. J. y MATESANZ DEL BARRIO, J., "La edad de oro de la Caput Castellae. Arte y sociedad en Burgos. 1450-1600", Dossoles, 2015.