Tres mujeres y sus terapias para el cuerpo y el alma en Rubena

B.A.
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Natali, Isabel y Nufi son las manos y el corazón de la Casa de la Salud y el Bienestar. Rurales y emprendedoras, ofrecen terapias de osteopatía, quiromasaje, de vibración de sonidos o yoga con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los vecinos.

Natali, Nufi e Isabel muestran la gran complicidad que existe entre ellas delante de la casa en la que trabajan y en la que ofrecen diferentes terapias en beneficio de la salud. - Foto: Patricia

La buena energía fluye, sin más, creando cosas bonitas. Eso es exactamente lo que sucede en la Casa de la Salud y el Bienestar de Rubena. En ella se respira una agradable vibra, amor, delicadeza y la pasión de tres mujeres por lo que allí hacen. Natali, Isabel y Nufi son su alma y corazón y entre sus paredes de piedra y vigas de madera aplican terapias de osteopatía, quiromasaje, de vibración de sonidos o clases de yoga. Tres mujeres rurales, emprendedoras y con un objetivo común: poder desarrollarse profesionalmente en el medio rural y ofrecer este tipo de prácticas para mejorar así la salud de las personas que en él viven. 

Ellas no buscaron este proyecto, ni siquiera la casa, todo fue fluyendo y encajando con el paso del tiempo. La primera en llegar a ella fue Natali Negrete, osteópata, que recién titulada buscó algún espacio en que ejercer su formación en el entorno del Camino de Santiago, pero no lo encontró. «Fue un tiempo después, al poco de nacer mi hija mayor, cuando el alcalde de Rubena me ofreció este espacio para poder empezar a trabajar. No era mi idea inicial, pero cuando lo conocí me encantó», comenta la mujer, vecina de Orbaneja de Riopico, a unos 3 kilómetros de Rubena. 

Esta casa que rezuma paz por los cuatro costados era originalmente la del cura. En avanzado estado de ruina, el Ayuntamiento de la localidad se empeñó en recuperarla a base de respetar todos aquellos elementos originales que podrían reutilizarse, y tras años de reforma, se inauguró en el 2014. El ánimo de Ismael Ruiz, su alcalde, era también darle vida, y así fue como comenzó a latir, cuando Natali empezó a recibir allí a sus primeros pacientes hace casi 6 años. «El primer año fue más tranquilo, pero la mejor publicidad es la que se hace con el paciente sobre la camilla. Ese fue el gancho para que comenzaran a llegar más», cuenta Natali, que también trabaja en un espacio similar en su pueblo.

La llegada de Isabel Blanco a esta casa fluyó de forma natural. Paciente de Natali y apasionada por este tipo de tratamientos para el cuerpo, decidió hacer un curso de Quiromasaje. «Fue entonces cuando Natali me ofreció el espacio para ir empezando y practicando, y cuando tuvo a su segunda hija me pasó a sus clientes durante su baja. Al principio fue un poco tsunami, no me lo esperaba, no era mi planteamiento, pero cada vez me fue gustando y enganchando más», comenta la mujer, que vive en Rubena. Ahora ambas comparten consulta, se dividen los días para atender a los pacientes, la mayoría de la propia localidad y de otras de alrededor. «Disponemos de precios especiales para los empadronados. Es una forma de revertir lo que el Ayuntamiento también nos da a nosotras, ya que nos alquila este lugar por un precio simbólico. De esta forma, también les resultan más asequibles este tipo de terapias», explica Natali, que entre otras técnicas utiliza las piedras calientes para comenzar a desbloquear el cuerpo y seguir trabajando con sus manos, igual que Isabel. 

La otra consulta de la planta baja la ocupa Nuria Santamaría, Nufi. Presidida por un enorme gong y varios cuencos tibetanos, la mujer, también vecina de Rubena y paciente de las anteriores, aplica en ella diferentes terapias con sonidos. Su proyecto personal se llama Caricias para el Alma, un «salto al vacío», como ella lo denomina, y al que ha llegado tras hacer una pausa en su profesión, la docencia. «La educación me apasiona, pero en este momento no podía impartirla como yo la siento, como un impulso para la sociedad en la que los niños se sientan sostenidos y respetados», explica en relación al motivo de su excedencia y de su llegada a esta casa en septiembre del año pasado, momento en el que, al confluir las energías de las tres, decidieron llamarla de la Salud y el Bienestar. 

Propuestas grupales. Una de las terapias que hace Nufi es a través de la vibración de los sonidos procedentes del gong, los cuencos o las tambores. «Aporta diversos beneficios, el sonido llega a todas las células del cuerpo, rompe obstáculos y permite que la energía pueda volver a fluir. Sirve tanto para un equilibrio físico como emocional, tratar insomnio, estrés o ansiedad, pero también por ejemplo para reajustar energéticamente el cuerpo antes de una operación quirúrgica». Estas son terapias individuales, donde el propósito lo marca el paciente, pero una vez al mes ofrece también un baño de sonido de gong colectivo, donde la intención la marca ella. «Me suele llegar a través de una meditación. Ahora en otoño estamos trabajando el soltar, que se vayan desprendiendo de lo que no necesitan para continuar», explica.

Estas terapias colectivas las imparte en una amplia sala que ocupa la planta superior. En ella se celebran otro tipo de eventos, como bodas civiles, reuniones, talleres o conferencias. Es un lugar abierto, y precioso, dispuesto a acoger cualquier propuesta, como las clases de kundalini yoga que igualmente imparte Nufi allí. También hace lecturas de registros akásicos. «Una terapia en la que se accede a través del permiso de la persona a una biblioteca universal donde están todos los libros con la historia de todas nuestras vivencias y experiencias. La persona crea unas cuestiones que necesita resolver y esas preguntas se hacen a los maestros que custodian estos libros del alma. Yo lo que hago es servir de canal de información», explica Nufi, que también aplica masajes metamórficos y utiliza una máquina de electroestimulación que moviliza toda la circulación del cuerpo para generar múltiples beneficios. 

Entre ellas se ha creado un bonito y complementario círculo, comparten pacientes e incluso cada una de ellas pasa por la camilla del resto para recibir lo que las otras le aportan. Y a las tres les llena lo mismo, ver como su trabajo ha hecho evolucionar y mejorar a muchas personas del entorno. «Sientes su cariño y agradecimiento. Es gratificante poderles ayudar», explica Isabel, mientras que Natali insiste en que la importancia de su proyecto es poder ofrecer este servicio en el medio rural. «Queremos darle vida, tanto trabajando en él como ofreciendo diferentes posibilidades a sus habitantes. Ya de por si, vivir en un pueblo y en contacto con la naturaleza fomenta una buena salud».