Los burgaleses cumplen con la tradición y recuerdan a sus seres queridos en el cementerio de San José con motivo del día de Todos los santos. Sin prisa ni pausa, en los autobuses especiales para la ocasión o en coche particular (con una cola desde la salida del túnel de Islas Baleares que avanzaba de manera fluida), la gente se está acercando a lo largo de toda la mañana al camposanto capitalino, muchas de las visitas son de familias más o menos numerosas, pero también hay quien prefiere vivir este momento en soledad. Algunos acuden provistos de agua y estropajos para adecentar las tumbas y muchos lo hacen con ramos. 

El colorido de las flores sobre las lápidas y los nichos rompe la rigidez de este momento, al que el arzobispo, Mario Iceta, ha puesto palabras durante la misa que ha celebrado al mediodía al aire libre. Una homilía con la que ha reconfortado a los que "tienen corazón herido".