Fotos de móvil contra las listas de espera en Dermatología

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Burgos tiene el mayor número de pacientes pendiente de consulta, 6.522 en septiembre. «El médico me fotografió las manchas con su propio teléfono», denuncia una paciente

El trabajo se incrementa para los médicos de los centros de salud. - Foto: Alberto Rodrigo

«Me dijo que le daba vergüenza lo que estaba haciendo, fotografiar la zona afectada con su teléfono, y se disculpó conmigo pero añadió que no le quedaba otro remedio». Así explica una paciente de un centro de salud la experiencia que ha tenido esta semana en la consulta de su médico de Familia, a la que fue por la aparición de unas manchas. Ante su asombro, el profesional cogió su propio teléfono móvil, le hizo varias fotos y le comunicó que las iba a incorporar a la historia clínica. «Era muy consciente de que esa no es la manera de que un especialista me diga lo que me está pasando, y lo que me parece peor es que me dijo que esas imágenes se envían a Salamanca donde alguien las valora».

Lo que ocurrió en esa consulta y se va a repetir en todas, aunque con matices, no es ajeno a la enorme lista de espera del servicio de Dermatología del Hospital Universitario de Burgos (HUBU). A septiembre de 2022 era la más grande de toda la comunidad autónoma, con 6.522 pacientes esperando una primera consulta con un tiempo medio de 141 días, solo superado por  el Hospital Santos Reyes de Aranda, donde esta espera es de 142 días. El 91% de las personas pendientes de esa primera consulta -el segundo dato  más alto de Castilla y León, con el hospital de Zamora, después de Aranda- forman parte de lo que Sacyl llama «espera estructural» y que incluye a los pacientes «que, en un momento dado, están pendientes de ser vistos en consulta de atención hospitalaria o de la realización de una prueba diagnóstica o terapéutica, y cuya espera es atribuible a la organización y recursos disponibles». Esto quiere decir que está fallando la organización y que no existe suficiente personal.

Y como tampoco hay manera de encontrar dermatólogos que quieran trabajar en el hospital de la capital, se ha pensado que la mejor manera de resolver este gran problema es la incorporación de la consulta no presencial en Dermatología, algo que antes de esta situación no se podía hacer. La idea es que en el menor tiempo posible tras recibir la imagen de las lesiones un dermatólogo las valore y decida qué hacer. La gerente de Atención Primaria, Mónica Chicote, no obstante, afirma que se trata de un proyecto que no está ligado a la lista de espera sino que está dirigido a pacientes nuevos: «El dermatólogo tiene que contestar en un máximo de 48/72 horas, de manera que, si se agiliza por esta vía la atención y el tratamiento afectará positivamente a las listas de espera». 

Los profesionales están aún adaptándose a esta nueva situación y, de hecho, esta semana aún se seguía presentado el sistema en algunos centros de salud. Consiste, en palabras de la directora médica de Primaria, Johana Concha, en «un software que permite, mediante una foto tomada con un móvil, incluir en el historial del paciente, con su consentimiento, una imagen clínica y dermatoscópica de la patología cutánea. Esa imagen queda incorporada con las mismas garantías de confidencialidad y sirve para mejorar el diagnóstico y el seguimiento». Las responsables sanitarias indicaron que «no hay necesidad de que ningún profesional utilice su propio móvil», a pesar de que ya ha ocurrido esta misma semana, y que las imágenes las valorará un dermatólogo del HUBU. También, que la consulta presencial se mantiene pero siempre «dependiendo de la gravedad de la patología de que se trate y ante cualquier duda».

Escepticismo. Entre los sanitarios se está recibiendo esta nueva forma de trabajo con un cierto escepticismo, sobre todo en lo que tiene que ver con las buenas prácticas clínicas. «Que yo sepa con un móvil no se puede tocar la textura de la piel y eso lo es todo en Dermatología y como disponemos de tanto tiempo en Atención Primaria... tenemos que fotografiar la lesión desde diferentes distancias para que el dermatólogo decida», indicó a este periódico, irónico y resignado, un profesional.  

De momento, a cada centro de salud se le ha dotado de un teléfono móvil y un dermatoscopio, que es un microscopio de mano con una lente de aumento y una fuente de luz que permite ver las estructuras por debajo de la capa más externa de la epidermis y cuya utilización es laboriosa (a los más grandes han destinado dos teléfonos y dos dermatoscopios). Tampoco se ha indicado a los médicos que tengan prohibido hacer las fotos con sus propios móviles: «Aunque recomiendan que se usen los oficiales puedes hacerlo con el tuyo con permiso del paciente y asegurándote de borrar todas las fotos después de todos los lugares donde hayan podido almacenarse».

Así que como tienen poco tiempo, para optimizar las consultas hay quienes prefieren esta última opción, con la que directamente se cuelga la imagen en la historia clínica, a utilizar los dos móviles y el dermatoscopio: «Busca el aparato, ten la suerte de que no lo esté usando nadie, haz la foto, enchufa el cable, descárgala en el ordenador, vuelve a cargarla en la historia... Si lo haces con el tuyo es enviar la foto del móvil al correo, pasarla a la historia clínica y borrar».