Iba a ser allá por la Semana Santa de 2020, pero no pudo ser y por fin desde esta tarde la obra del escultor serrano Humberto Abad llena de surrealismo todas las salas temporales del Museo Histórico de las Merindades. Como en otras ocasiones cuando se da a conocer por primera vez en un destino, la muestra, que se mantendrá abierta hasta el 2 de mayo, lleva como título Semillas. Y es que Abad llega a Medina de Pomar «a sembrar» y a contar cómo trabaja, dado que no solo expone 45 obras de varias de sus colecciones, sino que también impartirá dos charlas, una el 9 de abril, sobre el proceso creativo, y una más el día 30 para explicar sus recursos con la madera. 

«Me interesa la divulgación, hablar de cada obra, de donde vienen las cosas, de la profundidad, de qué sale de mi personalidad», explicaba ayer a DB mientras custodiaba sus trabajos en la Feria Art's Up, que promueve el Gremio de Autores Plásticos, al que pertenece y que estos días acoge la iglesia del Monasterio de San Juan en Burgos. Y lo que sale, desde luego, es belleza, madera que toma vida y parece mirar a los ojos a través de personajes complejos, dispersos o atormentados. Abad apuesta por la madera en verde, lo que conlleva un trabajo más largo, porque hay que curarla y observar su evolución. «No concibo trabajar con rapidez», asegura el escultor con treinta años de andadura.

Su afán es construir, no buscar maderas exóticas. Confiesa que no le interesan en especial. Se sirve de maderas, como la de sabina, pino,  nogal, fresno, nogal brasileño o caoba con haya para lograr piezas que invitan a mirar y volver a mirar y rodearlas para obtener todas las perspectivas. En Medina hay esculturas de la serie de ladrillos, de manos prodigiosas, de hombres, de objetos transformados en otros seres fruto de la época en que con unas tijeras y un imperdible ideó un deportista practicando las anillas.