«Conocí a mi mujer en Burgos, ese año siempre será especial»

C.P.
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Thomas Schreiner, base del MoraBanc Andorra y uno de los artífices de la salvación del San Pablo el año del debut en ACB, regresa al Coliseum como visitante. Su vínculo con la ciudad va más allá del baloncesto

Thomas Schreiner, base del Morabanc Andorra, durante su etapa en el San Pablo Burgos. - Foto: Alberto Rodrigo

Después de cinco años en Andorra, Thomas Schreiner desembarcó en Burgos en el verano de 2017. El base austríaco llegaba con el objetivo de ayudar al Hereda San Pablo a mantenerse en la ACB en el año de su debut. Por entonces no sabía que no solo iba a conseguir la ansiada salvación como azulón, sino que iba a acabar conociendo a la mujer de su vida. «Ese año siempre será especial», reconoce Schreiner, que este sábado -20.00 horas- regresa al Coliseum como jugador del Andorra.

La temporada del estreno en la Liga Endesa tuvo momentos muy duros, sobre todo en el inicio, en el que el San Pablo encajó siete derrotas seguidas y todo eran dudas en torno al proyecto. «Fue complicado porque el equipo empezó muy mal, pero me quedo con que al final salvamos la categoría y la relación que tenía con los compañeros y con Epi», rememora. 

Sin embargo, sus mejores recuerdos de Burgos van más allá del baloncesto, más allá de lo que ocurrió en el Coliseum. Schreiner se sonríe al recordar que aquí conoció a una chica de Vitoria que estudiaba en Burgos y que hoy, cinco años después, es su mujer y la madre de su hija: «Me acuerdo que nos vimos un par de veces por la calle, intercambiamos los números de teléfono, comenzamos a ir al cine... ya sabes, poco a poco hasta hoy. Me casé con ella, tenemos una hija y todo va muy bien. Ese año siempre será especial para mí porque conocí a mi mujer». 

Aparte del amor, Schreiner también hizo buenas amistades y le hace especial ilusión reencontrarse con compañeros como Álex Barrera o Álex López, con los que coincidió esa campaña. Además, se acuerda del recibimiento que tuvo por parte del Coliseum cuando volvió hace unos años con el Bilbao Basket: «Volví una vez y me recibieron muy bien. Una de las cosas que más recuerdo de mi etapa allí es que el pabellón siempre estaba lleno y la ilusión que se respiraba en la ciudad».

Dejando a un lado los sentimentalismos, Schreiner prevé «un partido atractivo y complicado» ante un San Pablo que no se parecerá al de la primera vuelta. «Va a ser difícil. Siempre es una pista caliente. Ellos han cambiado al entrenador y muchos jugadores. Ahora juegan de una manera diferente y no va a tener nada que ver con el primer partido. Sabemos que va a ser muy complicado, pero si hacemos nuestro baloncesto tenemos opciones de ganar», asegura.

Para el base austríaco, que cuenta ya con 36 primaveras,  «una de las claves será controlar el rebote para poder tener el ritmo del partido». En esa faceta tendrá mucho que decir el también exazulón Felipe dos Anjos, que en la ida hizo un roto al San Pablo en la pintura. «Tienen muchas armas, vamos a tener que estar muy sólidos los 40 minutos y creo que se decidirá por detalles», augura Schreiner.

Micah Speight. Para ese partido en el Coliseum, el Andorra no podrá contar por lesión con el base Micah Speight, un jugador importante dentro de los planes de Natxo Lezcano. Se trata de un director de juego desequilibrante, eléctrico, que promedia 8.9 puntos, 3.4 asistencias y 9.8 créditos de valoración por encuentro esta temporada. Estará al menos un mes fuera por culpa de una dolencia muscular.