Dos décadas lleva la Consejería de Cultura sin mover un dedo, dando largas a los planes para la ampliación y potenciación del Museo de Dinosaurios de Salas. Las excusas, disculpas y evasivas han sido muchas y distintas, pero en este caso, el consejero de Cultura ha rizado el rizo. Desdeña la invitación del alcalde, Francisco Azúa, para visitar las instalaciones -que se han quedado pequeñas para acoger el ingente fondo museístico que aún cría polvo en los almacenes municipales-, y a la par hace mutis por el foro. Eso sí, utiliza a un monosabio para dar una larga cambiada, desentendiéndose del asunto y pasando, para más inri, la patata caliente a la Consejería de Medio Ambiente.

Una cosa es que en Soria, a través de la Fundación Patrimonio Nacional, se pretenda la creación de un centro de acogida de visitantes y restos fósiles de las icnitas de Villar del Río, y otra muy distinta el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, un proyecto con empaque científico, muy consolidado y con proyección internacional, pero que necesita del empuje de la Junta para contar con unas instalaciones suficientes y modernas, que permitan proteger y mostrar al visitante el ingente patrimonio paleontológico procedente de algunos de los yacimientos más ricos y completos de España, con especies singulares en Europa. 

Santonja no solo desprecia el esfuerzo realizado durante décadas por el Colectivo Arqueológico Paleontológico Salense (CAS) y la propia Fundación para el Estudio de los Dinosaurios de Castilla y León, en la que están implicados el propio Consistorio y la Diputación, sino que cercena la oportunidad que este museo se convierta en un polo científico de atracción turística, creando riqueza y empleo en la comarca.