Menamayor pide una solución para entrar a un cementerio

A.C. / Menamayor
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Los vecinos llevan desde abril sin poder acudir al camposanto ante la negativa del propietario de una finca por la que necesitan pasar

Los vecinos de Menamayor mostraron a DB su indignación ante lo que está ocurriendo y piden soluciones al Obispado de Santander. - Foto: A.C.

Ana María Tapia ha cumplido ya 88 años. Ella y todos los mayores de Menamayor recuerdan que cuando eran niños, lo que ahora es un prado donde pastan yeguas, era una finca de secano que se sembraba de cereal y en la que se abría un estrecho camino empedrado por el que se accedía al cementerio. Aquel camino quedó desdibujado por la concentración parcelaria y  ahora solo se intuye, pero lo que no logra comprender esta mujer es por qué el nuevo propietario de la finca, que siempre han atravesado sin dificultad alguna y por donde siempre hubo un camino, lleva cinco meses inaccesible.

Ana María «echa mucho en falta» visitar las tumbas de su marido, de sus padres, hermanos, cuñados... de sus seres más queridos. Lo mismo les sucede a Vicenta Vivanco, de 86 años, a Rafael Dorrego, de 81, a Begoña Oteo, de 72, a María Ureta de 92 o a Adoración Castresana, de 88. La indignación reina entre los sesenta vecinos de la pedanía y quienes tienen allí sus orígenes. Juntos claman una solución al Obispado de Santander, propietario del camposanto parroquial.

Todo comenzó en el mes de abril. Fue entonces cuando la puerta de entrada al prado y de acceso al cementerio apareció con un candado. En aquel momento, el alcalde pedáneo, Miguel Ángel Tapia, se dirigió al sacerdote Juan Jaramillo para explicarle lo que sucedía, pero éste ya había sido informado por el propietario de la finca de que se negaba a dejar paso a los vecinos. Jaramillo fue trasladado fuera del Valle de Mena a finales de agosto, pero antes ya advirtió a los vecinos tras una misa que no accedieran al camposanto, donde dice:«Propiedad particular. Prohibido el paso».

El pasado 11 de agosto, la junta vecinal que preside Miguel Ángel Tapia, dirigió un burofax al Obispado de Santander en el que le requirió que «inicie las acciones legales oportunas para reanudar de inmediato la servidumbre de paso al cementerio». En el escrito se le indicaba al Obispado santanderino, del que depende el Valle de Mena, que «sería muy de lamentar que hubiera un fallecimiento en Menamayor y nos veamos en la triste y grave tesitura de no saber en qué cementerio enterrar a esa persona». No ha habido respuesta alguna a la junta vecinal, aunque DB si ha podido contactar con el Obispado de Santander que se limita a a expresar que «el servicio jurídico está trabajando en este asunto», a lo que añaden que «se trata de una servidumbre desde tiempo inmemorial pública y notoria». De eso desde luego nadie tiene dudas y en el cementerio hay lápidas fechadas en 1895 que así lo atestiguan, pero los meses pasan y la preocupación de los vecinos crece ante la imposibilidad de acceder hasta allí. «El Obispado tiene que buscar una solución, bien sea el paso por una finca o por otra», insiste Tapia.

Imposible dialogar. El destino quiso que una tía del propietario, quien precisamente estaba intermediando para que depusiera su actitud y permitiera el paso, falleció en el mismo mes de abril. Ha sido el único funeral que se ha tenido que celebrar en Menamayor en estos meses y en este caso no hubo problema para acceder. Pero los vecinos lo achacan al hecho de que se trataba de una familiar directa con la que tenía trato. También denuncian que «permite entrar a la carta» en función de sus afinidades personales. Asimismo, afirman que el nuevo propietario de la finca desde el pasado mes de noviembre «tiene conflictos con casi todos los vecinos». El diálogo con él «es imposible», afirma el alcalde pedáneo, quien manifiesta que los problemas con este propietario de varias parcelas se acumulan en la pedanía menesa.