Sergare, en el Festival Karosta de arte urbano de Letonia

I.L.H.
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Pintarán en una antigua prisión y recrearán el rostro de una niña a partir de una foto de Andrea Keynox

Sergio y Gabriel Rodrigo Andrade (Sergare) acuden a la ciudad de Liepaja, a 200 kilómetros de la capital, Riga. / alberto rodrigo - Foto: Alberto Rodrigo

Karosta fue una antigua prisión utilizada por los regímenes soviético, nazi y letón durante el siglo XX. Ubicada en Liepaja (Letonia) a unos 200 kilómetros de Riga, se ha reconvertido en un complejo que incluye museo y hotel, aunque el recinto sigue manteniendo intactos algunas de sus espacios carcelarios. El Festival Karosta trata de intervenir en esas instancias para dotarlas de otra estética sin perder los tonos oscuros que esconden su historia. Por ejemplo, pintarán la instalación de almacenamiento de municiones y las propias paredes de las celdas que se conservan.

A esa cita están invitados del 5 al 12 de junio los hermanos Sergio y Gabriel Rodrigo Andrade (Sergare), conocidos por sus murales en Burgos, Ibeas, Villangómez, Torresandino, Nueva York o Taiwán, el último viaje profesional que hicieron y que retuve a Gabriel nueve meses en el país asiático. «Que se realice en un lugar poco común nos llama la atención y además  nos parece interesante la ciudad y la calidad del evento. Porque al final viajas para conocer a artistas de otros lugares y formas distintas de pintar».

Esta vez no se quedarán más de una semana porque tienen varios encargos pendientes en fachadas cada vez más grandes, empresas (están ahora con Geotelecom) y naves (la próxima, en Villorejo).

Sergare participa en el Festival de Karosta junto a una decena de artistas de todo el mundo, incluidos españoles como Clara Cabrera o Juanfree. Los burgaleses intervendrá una zona del complejo con forma de túnel y para la obra partirán de una fotografía de una niña (Cristina) retratada por la también burgalesa Andrea Keynox. «Queremos recordar, en estos días difíciles que estamos viviendo, lo puros que somos cuando somos jóvenes, que las personas que miren el mural se sientan cómodas a través de los ojos de Cristina. El fondo, con un tono dorado, es para representar el valor de esa pureza».