La candidatura de Burgos a Capital de la Cultura 2031 recuerda la necesidad de la ciudad y su provincia de darse a conocer, primero entre nosotros mismos y después en toda España y en el extranjero. El conocimiento puede ser el preludio del cariño, la admiración y el deseo de profundizar, de viajar, incluso de mudarse.
Las palabras remiten imágenes, que se convierten en clichés. Para muchos norteamericanos, España sólo les sugiere un toro. ¿Qué imágenes y sentimientos sugiere Burgos? Hay tópicos muy instalados, como el frío y la morcilla, sin embargo es difícil que reconozcan la enorme fuerza industrial y de innovación acumulada en las últimas décadas.
Averiguar cómo nos vemos y cómo nos imaginan es el primer ejercicio, para luego ponerlo en contraste con lo que de verdad es representativo y con lo que Burgos quiere ser. Hacer este ejercicio es el punto de partida para que capital y provincia traten de construir un relato que resulte atractivo para que las empresas inviertan y las personas vengan de turismo y, sobre todo, a labrarse un futuro. Es la manera de crecer y crear empleo de mayor calidad.
Están muy cerca ejemplos como el de Bilbao y la transformación que ha realizado en tan sólo 25 años, los que hace que se abrió el Museo Guggenheim. Otro tanto ocurre con Málaga, cuya transformación arranca con la apertura del Museo Picasso de Málaga en 2003. Son dos actuaciones que fueron rodeadas de muchas otras, hasta forjar el cambio. Hoy, Bilbao respira modernidad, no humo, y Málaga suena tanto a tecnología como a olas.
Burgos tiene su museo, el de la Evolución Humana, y otros enormes activos, como la Catedral, pero hasta ahora no han sido suficientes para que muchos la ubiquen en el mapa o reseteen esa imagen que no nos representa. Por eso tiene sentido situar la candidatura a Capital Europea de la Cultura dentro de un ambicioso plan transformador.
Bilbao, Málaga o Zaragoza han conseguido resituarse en el imaginario nacional y extranjero y han entrado en un círculo virtuoso. Como son atractivas reciben inversiones e infraestructuras y llaman al capital y al talento. Burgos necesita verse en el siglo XXI, creérselo. Quizás entonces dé con ese proyecto tractor que transforme la ciudad, la provincia, y nos lleve al futuro.