La mitad de los consultorios solo abren a demanda del paciente

I.M.L.
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Municipios como Araúzo de Salce no recuperan la atención presencial y hay que seguir haciendo kilómetros para acudir regularmente al médico

Imagen de archivo de un consultorio médico vacío. - Foto: Luis López Araico

La atención sanitaria presencial sigue siendo uno de los mayores problemas que tienen que soportar la mitad de los municipios de una comarca con 83 núcleos de población. Mientras que en zonas como la del entorno de Roa de Duero han recuperado sus visitas semanales pautadas, otras localidades, como en Araúzo de Salce, siguen esperando que el médico les visite al menos un día a la semana y tienen que depender de concertar cita previa para ser atendidos. Eso provoca que, aunque sus consultorios no estén cerrados de manera oficial y definitiva, en la práctica los vecinos no pueden acudir a consulta médica de forma habitual.

Desde el colectivo Sanidad Rural son conscientes de las dificultades de muchas localidades, sobre todo las más pequeñas, desde que se clausuraron los consultorios por la pandemia. «Aquí en la zona de Roa no estamos mal ahora, todos los pueblos tienen un médico asignado, pero hay zonas como las de Fuentelisendo, Fuentemolinos y Fuentecén que aún siguen con problemas», apuntan desde este colectivo, que durante el verano ha suspendido sus medidas reivindicativas, aunque se espera un otoño caliente en el ámbito sanitario.

Por el momento, ya hay al menos cuatro localidades ribereñas cuyos consultorios están oficialmente cerrados: Boada y Valcabado de Roa, Haza y Villatuelda, que con menos de 50 tarjetas sanitarias no cuentan con médico que acuda allí a pasar consulta. A eso se suman todas aquellas localidades que solo reciben la visita del médico con cita previa, que son en torno a la mitad de los municipios ribereños. «Ahora mismo es difícil saberlo, es una información casi encriptada que no conseguimos que nos den por ningún lado», denuncian desde fuentes sanitarias consultadas por esta redacción. 

Estas fuentes denuncian que se está haciendo una maniobra de maquillaje en la atención rural. «Por ejemplo, en Roa han cubierto la zona rural para que haya apertura de los consultorios y a los 15 días decae, y se quedan sin médico», explican, utilizando el sistema de «contratar a médicos de área de manera temporal que, de manera itinerante abren o cierran, los mueven para que se note lo menos posible el cierre». Una circunstancia que consideran que no se podrá mantener en el tiempo y que, más pronto que tarde, terminará por sacar a la luz lo que consideran una precariedad en la atención sanitaria rural. «Cuando pase septiembre, veremos la realidad», avisan.

Médico a 10 kilómetros. Un ejemplo de esta precariedad lo soporta Araúzo de Salce, cuya alcaldesa denuncia que «no hemos recuperado el médico desde la pandemia». Mónica Araúzo reclama que «antes venía un día a la semana y otro día la enfermera, pero ahora tenemos que llamar antes si queremos que venga, y te viene a atender a ti exclusivamente, no a pasar consulta».

Este municipio del norte de la comarca ribereña tiene el centro de salud más cercano a 10 kilómetros, pero su alcaldesa denuncia que no todos los vecinos pueden desplazarse. «Tienen que contar con la buena voluntad de los vecinos para que los lleven o les gestionen las recetas, porque si vamos a Huerta de Rey tenemos que ir por urgencias, y ahí no hacen recetas sin las necesitas», reclama una situación que no es única, que comparte con otras muchas localidades de la zona.