Veladores de la riqueza escondida

B.A.
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Clunia, Peña Amaya o La Mesa son tres de los yacimientos más expoliados. Los agentes del Seprona se encargan de la protección de todos y recuerdan que es ilegal llevarse cualquier objeto de ellos

Los piteros agujerean el suelo del yacimientos en busca de piezas metálicas, lo que supone un delito de daños al patrimonio. Su objetivo, una vez hallado el botín, es su venta. - Foto: Jesús J. Matías

A simple vista es una finca de labranza, extensa y sobre una meseta, pero si se desvía la mirada hacia el suelo es fácil distinguir entre los pequeños brotes verdes infinitos fragmentos de teja de color rojo. También es el yacimiento de La Mesa, en Belorado, que estuvo ocupado hasta el siglo IV y donde se hallaba una importante población durante la época romana, a la que pertenecen esas tejas. Allí, una noche, a las dos de la madrugada, agentes del Seprona de la Guardia Civil sorprendieron in fraganti a un grupo de expoliadores que con sus detectores en mano buscaban (y encontraron) piezas antiguas de diferentes metales y valor.

Esa noche, en la que aprovechaban la luz de la luna para cometer delitos contra el patrimonio, no ha sido la única en la que este lugar se ha saqueado. La Mesa, junto a Clunia o Peña Amaya son algunos de los escenarios que estos ilegales buscadores de tesoros tienen continuamente entre sus objetivos.

Peña Lara, Tritium (Monasterio de Rodilla) o el castro de Pinilla Trasmonte también han sido expoliados recientemente por los que la Guardia Civil considera grupos criminales organizados. Su perfil es el de profesionales de esta práctica y proceden del sur de la península, siendo de origen nacional. Utilizan aparatos de detección muy precisos y a veces acampan en vehículos en los alrededores de los yacimientos.

(El reportaje completo, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)