«Me dieron un golpe tremendo y aún me duele la cabeza»

F.L.D.
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Sin mediar palabra, un joven agredió a un hombre de mediana edad que pidió a su novia que dejara de pintar un grafiti en un garaje

«Me dieron un golpe tremendo y aún me duele la cabeza» - Foto: Luis López Araico

Hace unos días, Ignacio se encontraba fumando un cigarro en la terraza de la cafetería Casa la Vega, ubicada en la calle del mismo nombre, en el barrio de Gamonal, cuando vio cómo una pareja joven hacía un grafiti con la firma ‘FORO’ en la pared de un garaje del número 39. La escena no le gustó y no dudó en recriminárselo. Mientras la chica seguía pintando con su espray, su novio, sin mediar palabra, le propinó una patada en el pecho que le hizo caer al suelo y golpearse la cabeza. «Quiso volver a darle, pero al ver que estaba inconsciente y que sangraba, se asustaron y se fueron corriendo de aquí, dejando los botes de pintura tirados», comentan dos testigos que en ese momento se encontraban tomando algo en el bar. A los pocos minutos, llegó una patrulla de la Policía Nacional y personal médico, que le atendió allí mismo y finalmente le trasladó, con un traumatismo craneoncefálico, a la Unidad de Cuidados Intensivos del HUBU, donde permaneció hasta que la gravedad de sus heridas fue remitiendo.

Ignacio permaneció en el hospital hasta que se fue recuperando de las lesiones, aunque a día de hoy, reconoce, sigue dolorido: «Fue un golpe tremendo. Aún me duele mucho la cabeza». La Policía Nacional no tardó mucho en localizar al agresor. Un indicativo policial le encontró a las pocas horas en una calle del centro de la ciudad. Los agentes le reconocieron en seguida, ya que se trataba de un joven conocido en la Comisaría por este tipo de altercados. «Cuando fui a declarar observé que conocía a todos los ‘polis’ por su nombre de pila. Por lo visto es un habitual», señala el hombre agredido. 

Según relataron fuentes policiales, en el momento en el que fue interceptado por los agentes, el joven negó la autoría de la agresión, aunque su declaración estaba llena de contradicciones. De hecho, mientras aseguraba no tener nada que ver con el asunto, se delataba a sí mismo hablando de forma despectiva de la víctima y, a su vez, quería conocer la gravedad de las lesiones. 

Se da la circunstancia, además, que el agresor incumplió una orden de alejamiento dictada por el juzgado sobre otra víctima a la que también había agredido, ya que el domicilio de ésta se encontraba a pocos metros de la cafetería Casa La Vega, donde ocurrieron los hechos. Por ello, además  del  delito de lesiones también pasó a disposición judicial por otro de quebrantamiento de condena. 

Los vecinos del número 39 de Camino Casa La Vega hicieron limpiar el grafiti que inició el suceso.