Disfraces, caramelos y sustos en la noche del terror

R.E.M.
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Halloween recorre los pueblos burgaleses con especial protagonismo para los más pequeños y con el tradicional truco o trato como gran animador de las calles, como ocurrió en Tardajos o Quintanadueñas

Las calles de Quintanadueñas se convirtieron ayer en un hervidero de auténtico miedo gracias a los múltiples disfraces. - Foto: Luis López Araico

Laura, Lucía y Carlota preparaban durante la mañana de ayer su diabólico disfraz a base de pintura en la cara, Matías presumía de sonrisa de Joker y Elsa lucía como Catrina. El truco o trato por las casas llegaba por la tarde, pero los preparativos en Tardajos empezaban temprano. La noche más terrorífica del año recorrió todos los pueblos burgaleses y demuestra que la fiesta está más viva que nunca, llenando de gente y alegría el medio rural. En Quintanadueñas las calles las tomaron las calabazas, los payasos, los diablos, los fantasmas...  ¡Una auténtica noche de sustos y muchos caramelos!

«Como por la tarde se van a disfrazar qué mejor manera que echarles una mano pintándoles la cara», explicaba Soledad Barrionuevo, técnico de Turismo y Cultura del Ayuntamiento, que se encargó de llevar a cabo el taller de Halloween en Tardajos. Se animaron muchísimos niños y al final estuvieron toda la mañana. Al no haber colegio, esta se convirtió en el principal entretenimiento de la jornada festiva. Algunos llegaban ya con su idea de lo que querían y otros en cambio tomaban los modelos con los que contaban. Pero de allí nadie se marchaba sin dar mucho miedo, que al final se trataba del principal objetivo del día.

La lluvia marcó la mayoría de la jornada, aunque eso no impidió que los niños salieran a pedir chuches por las casas. De hecho, el taller de Tardajos estaba pensado realizarlo en la plaza, pero el tiempo obligó a ponerse a cubierto. Por la tarde, nada paralizó a los niños de toda la provincia y el truco o trato animó un puente de lo más terrorífico a la vez que divertido.

Más de uno se llevó un susto con esta aparición tras el coche.Más de uno se llevó un susto con esta aparición tras el coche. - Foto: Luis López AraicoA Quintanadueñas llegó incluso gente disfrazada desde Burgos, animada fundamentalmente por las pocas actividades que encontraban en la capital. «Como vimos que aquí hacían cosas pues nos hemos venido», comentaba la familia formada por Jony, Eric, Najwa y Yésica. En su caso, eligieron dar mucho disfrazados del payaso It y de Jason. Acudían dispuestos a «disfrutar de la tarde» y a vivir juntos la noche más terrorífica del año. Sí era de Quintanadueñas la Familia Adams, como así se disfrazaron los pequeños Odín, Paolo, y sus padres Rodrigo y Virginia. «Hay mucha gente y ahora vamos a por caramelos por las casas», comentaban.

En Quintanaduelas se dividieron para ir pasando por las calles ante la cantidad de gente disfrazada que se sumó. Mayores y niños, la edad no importaba para participar y estar de lo más entretenidos. Y no faltó algún buen susto. Y más allá de los clásicos hubo mucha originalidad, como la de la calabaza gigante, para demostrar que esta cita se ha convertido en una auténtica fiesta para los pueblos.