Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


El suflé

01/11/2022

Con la coz de equino enjaezado y asustado, Núñez Feijóo ha confirmado la peor de las pesadillas para la democracia española: que el PP es un partido antisistema. El otrora partido de Estado, el partido constitucionalista, se asume como espantajo bolsonarista, un nódulo trumpista, sin respeto a la Ley, a la Carta Magna, a las reglas democráticas.

El PP se ha echado al monte negando la realidad que le disgusta: que fue descabalgado del poder por medio de reglas parlamentarias -una moción de censura-, y que ha perdido dos elecciones generales seguidas. Desde entonces, solo acumula inquina, odio furibundo y total deslealtad al sistema vigente. No hay demasiada diferencia entre esta actitud -que alimenta diariamente en redes privadas con mensajes sobre que el Gobierno de España es ilegítimo, que Pedro Sánchez es Satán o el Anticristo, o que no renueva el CGPJ por sus santos redaños- y la de Trump negándose a reconocer su derrota en 2020 con un punch que casi fue un golpe de Estado con la incitación a la toma del Congreso. 

El Partido Popular se ha trumpizado: le dicta su política el talibán mediático-financiero, amplificación del Ayusorodriguismo interno, obsesionado por alcanzar su completa ultraderechización. El problema es una caverna empresarial que sigue los mismos moldes que cuajan en el postrepublicanismo estadounidense, en el Brasil evangélico, en la Polonia integrista, en la Hungría extremista… La operación postRajoy se ha configurado para que el PP y Vox sean un eje firme, un instrumento al servicio del neoliberalismo más crudo, ese que promulga que Libertad es igual a desregulación y privatización.

«No le hemos traído para esto», entiéndase, el pacto o negociación con el gobierno, ha proferido el oráculo. Ni para cumplir la Constitución. Se reconoce así lo que era un secreto a voces: Casado fue desaparecido cuando se negó a aceptar toda la ventriloquía ultra; y a Feijóo, cuando momentáneamente ha jugado a independiente, le han segado bajo los pies. 

Lamentablemente, el PP es un barco a la deriva. Bruselas ha tomado buena nota de la estela que sigue: la iliberal húngara y polaca. Parece que los intereses conservadores y los del país no coinciden. España ha conseguido ser un referente en Europa, pero al PP -o a quien lo gobierne- esto le molesta. Y como país tenemos un problema grave. Lo tiene el mismo PP.
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