Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Chinito de amor

09/07/2020

Ni si quiera en el mejor de sus sueños el propio Mao Tse Tung habría sido capaz de imaginar el estatus internacional que ha logrado alcanzar su República Popular China. Tampoco nosotros, cuando como un dragón silencioso hace tres décadas comenzó a trasladar sobre su lomo la mayor parte de la manufactura occidental con su oferta de híbrido entre lo peor del comunismo y lo peor del capitalismo, y su facilidad de proveernos de artículos baratos que animasen nuestra ansiedad de consumo.

Pero la crisis de la COVID 19 y la escasez de suministro de algunos productos, especialmente los sanitarios, nos ha obligado por fin a girar la cabeza hacia una realidad que antes intuíamos pero que ahora lamentamos: nuestra excesiva dependencia de un país que a medida que ha ido avanzando en su propia fortaleza económica ha ido haciéndonos retroceder en la dirección opuesta.

No obstante, y siendo conscientes de que es imposible y ni siquiera recomendable regresar a la opción anterior a la globalización, lo que sí se hace necesario es la reflexión que parece estar haciendo Europa respecto al desmantelamiento de ciertos procesos industriales llevados a cabo en el pasado y que ahora es urgente recuperar.   

De igual modo que la PAC y sus sucesivas reformas para adaptarse a los cambios del mercado han demostrado ser la herramienta más eficaz para orientar la producción, cuidar la despensa de Europa y proveer a la sociedad de alimentos a precios asequibles, la UE debería superar de una vez por todas la tesis del ex ministro Solchaga cuando en los ochenta afirmaba que la mejor política industrial es la que no existe, y tomar las riendas de un sector cuya evolución determinará la viabilidad del sistema de bienestar europeo: su sanidad, su educación, su justicia, su seguridad… En definitiva, los valores de libertad, igualdad y fraternidad, que desde la Revolución Francesa han guiado a Europa.

No se trata de nacionalismo europeo, ni siquiera español. Se trata de cuidar nuestro hogar, de que la economía estatalista china precisa de una respuesta europea proporcional… Por decirlo con el humor que tanta falta nos hace, una nueva versión de la melodía de los payasos de la tele cuando cantaban: si yo te digo china del alma… Tú me contestas….