«Los problemas reales los resuelve la ciencia»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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ENTREVISTA | Carlos Briones, investigador del Centro de Astrobiología del CSIC

Carlos Briones, investigador del Centro de Astrobiología del CSIC. - Foto: Juan Lázaro

Si la pandemia ha traído alguna cosa positiva es que la ciencia está más presente que nunca en la sociedad y, por supuesto, en los medios de comunicación. Así lo reconoce el bioquímico y  biólogo molecular Carlos Briones (Burgos, 1969) que no solo destaca como investigador en su campo, el de la astrobiología, sino como poeta (con apenas 24 años ganó el premio Hiperión), escritor y divulgador de primera magnitud, faceta esta última que se ha incrementado exponencialmente desde marzo de 2020. No solo periódicos, radios y televisiones le vienen reclamando desde entonces para hablar sobre el coronavirus, debido al impecable trabajo que hizo en los peores meses explicando de forma detallada desde la cuenta de Twitter de la Sociedad Española de Virología qué era este virus y cómo se comportaba, sino que uno de los últimos  hallazgos más importantes con respecto a la vida fuera de la tierra lleva también su firma. Briones coordina desde el año 2000 el Grupo de Evolución Molecular, Mundo RNA y Biosensores del Centro de Astrobiología, entidad del CSIC e Inta vinculada a la NASA que, por cierto, acaba de enviar dos misiones a Venus, tal y como se supo el jueves pasado. 

Empecemos por lo último. ¿Qué significa que se hayan enviado dos misiones al planeta Venus?

Una de ellas va a permitir cartografiar su superficie, lo que no es nada fácil porque Venus tiene una atmósfera tremendamente densa, no se ve desde fuera, ni siquiera desde su órbita, y hay que usar radar e infrarrojos para poder imaginarnos cómo es. Esta misión, que se llama Veritas, nos va a permitir tener mapas de Venus muchísimo más detallados que los que tenemos hasta ahora. La segunda, Davinci +, va a estudiar la atmósfera, estará allí durante una hora más o menos y se posará en la superficie donde sobrevivirá unos 20 minutos. No hay que olvidar que Venus tiene un efecto invernadero descontrolado y la temperatura de su superficie es de unos 460 grados de día y de noche. Lógicamente, no puede haber vida en la superficie aunque pensamos que quizás pueda haberla en sus capas de nubes intermedias, que están a una temperatura más moderada.

Mucha gente se preguntará qué hace un biólogo molecular estudiando el espacio...

La astrobiología estudia el origen y la evolución de la vida y la posibilidad de encontrarla fuera de la tierra. En los más de veinte años que llevo en el Centro de Astrobiología he colaborado con científicos de muy distintas disciplinas para hacernos estas preguntas: cómo puede evolucionar la vida y si ha podido surgir en otros sitios, y por eso nos interesa la química del cosmos y la posible bioquímica de otros planetas.  

¿Qué importancia tiene la colaboración entre diferentes ramas de la ciencia?

Cada vez es más interesante en todos los campos pero es que en astrobiología es imprescindible porque ante preguntas tan grandes y tan complejas como si estamos solos en el universo o cómo empieza la vida  nadie sería capaz de responderlas en solitario. Solo astrofísicos o solo biólogos sería imposible, por lo que necesariamente tenemos que colaborar y unirnos.

¿La ciencia se ha puesto de moda con la pandemia?

Sí, es una de las consecuencias buenas. La ciencia vuelve a estar de moda porque se ha demostrado que es la única manera de resolver los problemas que acucian a la humanidad, los problemas reales los resuelve la ciencia y se ha visto ahora, que gracias a la ciencia y a la sanidad tenemos vacunas contra la covid en un año. La percepción de la sociedad en un país como éste, que no era especialmente proclive al conocimiento científico, ha ido mejorando y esto es mérito de todos y una responsabilidad para los científicos.

Hace quince días también se conoció que un grupo de investigadores del CAB, entre los que usted se encuentra, han descubierto por primera vez en el espacio interestelar etanolamina, una molécula clave en el origen de la vida. ¿Qué es el espacio interestelar?

La parte del cielo donde no hay ni estrellas ni planetas, el vasto vacío que parece haber entre los astros. Se supone que ahí no hay mucha materia, no hay prácticamente nada, pero sí que hay nubes moleculares y un poquito de polvo que es precisamente de donde acaban surgiendo las estrellas y donde se inician los procesos químicos en el cosmos, y es interesante porque ahí se crean las moléculas que acaban llegando a los planetas. 

Explíquenos, pues, qué es la etanolamina y qué significa su descubrimiento en el espacio.

Existe un campo dentro de la investigación que es la astroquímica, que se dedica a escudriñar esas regiones del cosmos, esas nubes, buscando qué moléculas hay, de qué tipo son, qué repertorio químico hay. Esto es como si fueras a cocinar un plato: antes mirarías en la despensa y en la nevera a ver qué ingredientes tienes. Pues si lo que queremos cocinar es la receta de la vida hay que buscar los ingredientes que tiene y algunos de ellos están en el espacio interestelar. Los astroquímicos llevan décadas buscando ahí moléculas y hasta ahora se han encontrado unas 240, que no está nada mal. Son, por lo general, pequeñas, de entre dos y doce átomos, y esta que acabamos de encontrar, la etanolamina, es especialmente interesante porque es grande, tiene once átomos, y en esos once hay cuatro de los seis elementos químicos fundamentales de la vida: carbono, nitrógeno, oxígeno e hidrógeno. Además, es una de las moléculas a partir de las cuales se sintetiza el aminoácido glicina, que es el más sencillo de los que forman las proteínas y nos puede estar dando pistas sobre un posible origen de los aminoácidos en los meteoritos. La molécula etanolamina, además, forma parte de los fosfolípidos que componen la membrana de todas las células de nuestro planeta. Si hemos encontrado etanolamina en el cosmos, a lo mejor quiere decir que nos vino desde el cosmos a través de meteoritos uno de los ingredientes para fabricar nuestras membranas, algo fundamental para la vida. Por eso el estudio ha tenido tanta repercusión y se ha publicado en una de las revistas más importantes del mundo,  Proceedings of the National Academy of Sciences.

¿Estaríamos, pues, ante la clave del origen de la vida?

Ante una de las claves del origen de la vida, porque algunos medios han hablado de ‘la clave’ y eso es mucho decir. Porque no hay una sola clave, hacen falta muchos ingredientes para cocinar la vida y este es uno de los que no pueden faltar, como el perejil en la cocina de Arguiñano. 

¿Y ya conocen cuántos ingredientes tiene la vida, es decir, saben si tienen que buscar quince o veinte o cincuenta o van encontrando sin saber el número exacto?

Sabemos más o menos qué rutas moleculares, qué reacciones tuvieron que producirse para acabar generando las moléculas biológicas, pero no sabemos a partir de cuántos ingredientes exactamente. La observación del cosmos, de este tipo de trabajo, se complementa con investigación de laboratorio y cada vez vamos poniendo más piezas en el puzzle del origen de la vida, pero no sabemos exactamente cuántas son, qué número mínimo, y tampoco sabemos para esa receta cuáles de esas moléculas estarían en nuestro planeta desde sus orígenes y cuántas fueron llegando a través de meteoritos o cometas que caían del cielo. 

Cuénteme qué se siente al descubrir algo que no había visto nadie antes. ¿Hay un momento, por ejemplo, en el que alguien dice, ‘ojo, que ahí hay etanolamina’ en plan película, o es el final de un largo camino de trabajo?

Hay un momento ‘eureka’, como en todos los descubrimientos. Lógicamente hay mucho trabajo y muchos experimentos y observaciones, que algunos salen como tú pretendes y otros no. Este caso es un ejemplo de las observaciones de mis colegas astroquímicos como Víctor Rivilla, el primer autor del trabajo y el líder de este proyecto. Él y otros estuvieron mirando durante muchas horas, utilizando dos radiotelescopios, esa nube molecular en la que ya se han encontrado otras moléculas interesantes. Pero cuando empiezas a ver que es etanolamina te emocionas porque es una molécula de las importantes, ya no es una aproximación, es un premio gordo. Cuando vas viendo que todo cuadra, que todo encaja y que puedes, incluso, sugerir reacciones químicas que pudiera producir esta molécula en el espacio, hay un momento de mucha alegría, claro. 

Usted siempre insiste en que cuando se habla de la vida fuera de la tierra no hay que pensar en ‘alguien’ con ojos grandes y manos huesudas, en un ‘marciano’, vamos. ¿De qué hablamos, pues, cuando hablamos de la vida fuera de la tierra?

Muchas veces nos dejamos llevar por la ciencia ficción, que tan rica es en extraterrestres con forma humana y que nos resultan tan familiares. Pero para que eso hubiera ocurrido, para que hubiera otros seres parecidos a los humanos e incluso inteligentes -si es que nosotros lo somos, que muchas veces también hay que ponerlo en duda- toda la evolución tendría que haber sido exactamente igual en su lugar de origen y eso es prácticamente imposible. La  evolución es un sistema basado en la prueba y el error, no hay nada escrito de antemano, pese a lo que diga Juan Manuel de Prada, no hay unas normas que te digan qué se va a producir, en distintos lugares la evolución habrá sido muy distinta. Si existen otras vidas, lo que estaríamos esperando es que, con mucha suerte, se parezcan a microorganismos, similares o no, a los que tenemos en la tierra, y eso es lo que nos gustaría encontrar, por ejemplo, en las nubes de Venus, en el subsuelo de Marte o en el agua líquida del satélite Europa. Con encontrar vida microbiana los científicos estaríamos más que satisfechos aunque igual a la opinión general le sabría a poco y le gustaría tener seres con los que comunicarnos. A nosotros también, por supuesto, pero  de momento, ni están ni se les espera y nos concentramos en moléculas químicas que nos hablan de la existencia pasada de vida o en microorganismos que nos hablan de su existencia presente. 

¿Qué importancia tiene que esta sustancia se haya descubierto desde observatorios que están en Guadalajara y en Granada?

Aquí tenemos muy buenos científicos y muy buenos tecnólogos. Frente a los prejuicios de que España no es un país de muy buen nivel, hay que decir que sí lo es y si tuviéramos la financiación necesaria lo sería mucho más porque el talento y la capacidad de trabajo están fuera de toda duda. Por eso hay que  agradecer  a todos los que desempeñan su labor en estos observatorios y que desarrollan electrónicas precisas para poder trabajar con alta resolución. También esto indica que no hay que irse a los grandes telescopios del mundo para hacer descubrimientos espectaculares. 

¿Dónde coloca este hallazgo a España dentro de la astrobiología? 

En Astrobiología España es un país líder. Tenemos el Centro de Astrobiología, donde yo trabajo, que hasta hace muy poco era el único en el mundo en unir diferentes disciplinas y estamos teniendo resultados espectaculares en varios campos. Mis compañeros de Robótica y Exploración Planetaria son los que tienen las tres estaciones meteorológicas que ahora mismo hay en Marte, algo que ningún otro país tiene ni lo puede soñar. Nuestras investigaciones están generando resultados bastante relevantes en diferentes campos y en meteorología marciana somos el país, con diferencia, que más sabe de esto. 

No tengo muy claro que esto se sepa a nivel popular. ¿Puede ser un problema de la ciencia el no saberse vender?

Si de algo tendríamos que estar orgullosos en esta ‘marca España’ que, a veces, desde la política nos quieren imponer, debería ser de la ciencia y la tecnología que se hace en nuestro país con instituciones de aquí y con grandes investigadores que están en otros sitios pero son de nuestra tierra como nuestro paisano Adolfo García Sastre, un líder absoluto en virología. En cáncer se están haciendo cosas espectaculares; en el tema de agujeros negros también, en ciencias de materiales, en nanotecnología... Tenemos la única cámara del mundo para simular experimentalmente la química de las estrellas... Hay muchos campos en los que somos líderes pero no se habla de ello. Se está empezando a hacer, tímidamente, en televisión, por ejemplo, que es lo más consumido, pero debería hacerse más y exigir a los políticos del partido al que le toque gobernar mayor inversión en ciencia e innovación, que es la clave de un desarrollo económico potente cómo hemos visto en nuestro entorno. ¿A quién le ha afectado más la crisis? A países como el nuestro que tiene su economía basada en el turismo. ¿A quién le ha afectado menos? A quienes la basan en la ciencia y en la innovación

Desde 2018 aquí tenemos un Ministerio de Ciencia e Innovación. ¿Se ha notado en algo esta apuesta?

Siempre que la ciencia aparece en el nombre de un ministerio es una buena noticia. Desde que es ministro Pedro Duque la situación política, económica, las crisis territoriales y, sobre todo la pandemia, lo han ralentizado todo pero tenemos esperanzas de que se llegue a ese pacto de estado por la ciencia y la innovación y que los nuevos presupuestos generales aprovechen ese empujón que nos va a dar Europa para cambiar nuestro modelo económico. Es el momento de aprovechar el talento y la capacidad de trabajo que hay en nuestro país para generar una economía basada en el conocimiento y tenemos mucha esperanza de que las promesas se hagan realidad. Pero como buenos científicos somos escépticos y queremos verlo todo negro sobre blanco.

¿Qué opina de la creación de la Agencia Espacial Española?¿

Me gustaría leer más sobre la concreción de esta idea, en qué va a consistir, con qué inversiones cuenta y saber si, como siempre pasa en ciencia, vamos a desvestir a un santo para vestir a otro, porque si no va aparejada a un incremento de financiación en general, a lo mejor detrae presupuesto que iría a otros campos. No lo sé, así que me gustaría verlo y saber qué supone para la ciencia y para algo que es muy importante en muchos países, la colaboración entre la iniciativa pública y la iniciativa privada, es decir, poder movilizar a empresas del ámbito aeroespacial, que son ahora una de las fuentes principales de innovación y de recogida de beneficios, algo que si se potencia en España iría muy bien.

¿No cree que aquí hay un cierto prejuicio sobre esta relación?

Sí. Como todo en este país, está lastrado por los extremismos ideológicos y a veces parece que el mundo de la empresa es ‘de derechas’ y el de lo público ‘de izquierdas’ y eso genera una especie de desconfianza mutua, como que los centros públicos solo sirven para gastar y las empresas, para consumir recursos de lo público. Los países que funcionan son aquellos en los que este diálogo es fluido y con confianza. Se ha visto en las vacunas. ¿Por qué se han desarrollado tan rápido en algunos países? Porque tenían un tejido de producción de empresas farmacéuticas muy potentes que lo han podido poner a trabajar rápido cuando han tenido la vacuna sobre la mesa. Eso no ha ocurrido en España. 

¿A este respecto, qué sentido tendrá la vacuna española cuando se comercialice si ya estará inmunizado el grueso de la población?

Las tres iniciativas españolas van recorriendo camino a buen ritmo y están haciendo un trabajo ingente. Lo que ocurre es que aquí no hay capacidad de producción industrial. Los prototipos están hace meses pero una cosa es estar en el laboratorio y ver que funcionan y otra, producir a gran escala y hacer ensayos clínicos. Habrá que esperar hasta el año que viene y quiero pensar que los países del primer mundo, como el nuestro, hayan conseguido la inmunidad de grupo. Pero es que el grupo somos 8.000 millones de humanos y hasta que el 70% no esté vacunado no podremos decir que hemos controlado la pandemia, que es algo que se nos olvida desde nuestro rinconcito de país privilegiado. Harán falta muchas más vacunas y, a lo mejor, hay que vacunarse cada equis tiempo. Ojalá las españolas sean muy efectivas y entren al repertorio de vacunas de los próximos años. 

Durante los peores meses de la pandemia usted hizo un impresionante trabajo de divulgación desde la cuenta de Twitter de la Sociedad Española de Virología. ¿Ya lo saben todo sobre el SARS-CoV-2?

Los virus se integran bien en este ámbito de investigación muy interdisciplinar porque son buenos modelos para las primeras etapas de la vida y tienen repercusiones clínicas. En el ámbito de la virología, la parte más aplicada de mi trabajo a los virus tiene que ver con moléculas que pueden servir para inhibirlos o para hacer diagnóstico y aunque cada vez se conoce más de este virus sigue habiendo preguntas sin responder. Hace poco se ha sabido que la inmunidad de los infectados puede ser de por vida y eso es una grandísima noticia. Seguimos investigando y cada vez conocemos más al enemigo. ¿El peligro? Dejarse llevar por el triunfalismo, que nos quitamos las mascarillas dentro de los locales... No, no, esto sigue siendo un peligro real y es una  falsa impresión que cuando estemos vacunados el 70% de los países del primer mundo se habrá acabado todo. Esto acabará cuando estemos vacunados 5.000 millones de habitantes de este planeta. 

Una de las últimas veces que hablamos su equipo estaba centrado en el estudio de los aptámeros, moléculas con capacidad de ‘pegarse’’ a la proteína de un virus, por lo que se podrían fabricar biosensores para saber qué personas están infectadas de una enfermedad. ¿Podrían utilizarse con el SARS-CoV-2? 

En esto estamos trabajando. Ahora mismo estamos a punto de mandar a publicar artículos relacionados con cómo esto puede servir para controlar el virus de la hepatitis C y desde el inicio de la pandemia nos hemos puesto las pilas para investigarlo también en el SARS-CoV-2. Aún no tenemos resultados, estamos en pleno proceso, pero los tendremos algún día y ojalá sean moléculas que puedan servir o como sensores para nuevos test de diagnóstico o incluso moléculas que tengan capacidad antiviral, es decir, que se peguen tan bien al virus que le impidan entrar en las células. 

¿Qué se puede hacer, a estas alturas, con los negacionistas?

Lo que hacen es mostrar una gran incultura científica, exhibir que nunca se han preguntado cosas pero con la necesidad de que se las respondan porque teniendo tú una respuesta preconcebida no avanzas, y por eso hacen cosas muy raras, que no tienen repercusión salvo que tenga que ver con la salud. Si eres terraplanista no pasa nada pero si confías en la homeopatía ya estás poniendo en riesgo tu salud porque es un engaño y si eres negacionista del virus lo que haces es no luchar contra el virus como debes y si eres antivacunas eres un irresponsable y un ignorante. Hay que hacer  pedagogía y poner en contexto los efectos secundarios porque todos los medicamentos los tienen, hasta los ibuprofenos que muchos se toman con tanta alegría. Lo único que no tiene efectos secundarios es la homeopatía porque no hace nada.

Acaba de ser muy duro con el escritor Juan Manuel de Prada por el artículo que escribió la semana pasada sobre la evolución. Le ha llamado  «inculto» e «iletrado» ¿Qué riesgo se corre con que personas a las que lee y sigue tanta gente demuestren tanto desconocimiento sobre la ciencia?

Hay personajes públicos que están haciendo mucho daño. Este no es el único caso, hay cantantes y actrices, personas que pueden ser muy relevantes en lo suyo pero, por favor, que no opinen de lo que no saben ni viertan afirmaciones que pueden poner en riesgo la salud de todo el mundo. Esto tendría que estar tipificado como delito cuando esté vinculado a la salud, lo tengo clarísimo porque la vida de las personas depende de ello . En el caso de los negacionistas de la evolución como De Prada, que una vez más se ha puesto en evidencia, los condenaría simplemente al ostracismo. 

El próximo fin de semana vamos a tener en Burgos un seminario de un ‘contactado’ con los extraterrestres cuya inscripción cuesta 160 euros. ¿Qué le parece?

Le que le diría a la gente que se haya apuntado es que les están engañando miserablemente y que vayan a la comisaría a denunciarlo de forma inmediata. Es un fraude, como la homeopatía: no puede ser que un frasco de agua cueste 20 o 30 euros y no puede ser que un iluminado diga que ha contactado con los extraterrestres, que es una mentira absoluta porque es imposible que eso haya ocurrido. Un encuentro como este debería estar prohibido por las autoridades.