Lo venía advirtiendo el Ayuntamiento durante los últimos meses, pues nunca ha ocultado a los conductores que estaba endureciendo la vigilancia en la ciudad, y se ha confirmado con los datos al cierre del ejercicio. El número de infracciones por vulnerar la ordenanza de circulación se ha disparado respecto a 2020, hasta alcanzar unas cantidades impuestas nunca vistas desde el ejercicio 2011, y con ella la recaudación municipal ha crecido también notablemente respecto al año precedente.

La liquidación del presupuesto consistorial, conocida hace apenas unos días, permite comprobar cómo la partida 39120, donde se reflejan las multas de tráfico, ha engordado de forma evidente. Siempre siguiendo estos datos oficiales, se pusieron multas por valor de 4.621.452 euros, lo que supone 1,9 millones más que las 2,7 millones del ejercicio anterior. Porcentualmente representa un 68% de incremento. Es, además, la cantidad más alta desde la liquidación del presupuesto de 2011 cuando se alcanzaron los 4,7 millones de euros. 

Eso en cuanto a los llamados «derechos reconocidos netos», donde computan los importes de las sanciones emitidas por los agentes aunque todavía no hayan sido cobradas. Pero si nos fijamos en lo recaudado de manera efectiva la cantidad fue 2.631.705, algo más de 943.500 por encima de los casi 1,7 millones de 2020, lo que implica un crecimiento del 55%.

La diferencia entre lo que se impone y lo que se cobra puede obedecer a diversos factores: por un lado están los tiempos de tramitación, que en ocasiones provocan que una multa impuesta en 2021 no se compute hasta 2022, y por otro los recursos o la morosidad que siempre conllevan estos procesos. Pero en ambos casos, como se comprueba de estos datos, hay un incremento evidente que genera ingresos.

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