«Está siendo dantesco, nadie debería vivir una cosa así»

I.E.
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José Ignacio Alonso llega a Burgos con tres niños y tres mujeres que «esquivaron bombas» durante una semana para salir de Ucrania

José Ignacio Alonso, a su llegada esta tarde al patio del colegio Blanca de Castilla, el centro de las Jesuitinas donde se van a matricular los menores ucranianos. - Foto: Alberto Rodrigo

José Ignacio Alonso ha llegado a Burgos destrozado tras conducir 6.000 kilómetros en menos de cinco días. Pero más que por el cansancio, regresa deshecho por el drama que ha vivido en Rzeszów, enclave polaco que hace frontera con Ucrania, donde ha recogido a parte de la familia de su esposa, Nadia Chmyr, que llegó a Burgos hace años desde Leópolis. Pese a que el viaje ha sido una odisea, agotador -con una avería de la furgoneta que llevaban que les retrasó la vuelta más de 12 horas- este veterinario burgalés huye de todo protagonismo. Aunque el trayecto «ha sido muy cansado -reconoce-, no tiene nada que ver con lo que están sufriendo en ese país», con la semana que tardaron sus parientes en salir de Kiev y llegar a la frontera, «escondiéndose de las bombas, durmiendo donde podían». «Está siendo dantesco, nadie debería vivir una cosa así», afirmaba esta tarde en el patio del Blanca de Castilla, el centro de las Jesuitinas donde se van a matricular los menores que acaban de llegar.  

A Burgos han llegado hoy en dos coches -la furgoneta tuvieron que dejarla en Polonia- la cuñada de Nadia, la hermana de aquella -embarazada-, la madre de ambas y tres menores de edad, dos de ellos muy pequeños. Pero «lo peor» es que una parte de la familia se ha quedado allí, dos sobrinos de Nadia, su hermano, su cuñado y la mujer de éste. Los hombres tienen prohibido salir del país y las mujeres que no se han tomado el camino del exilio «lo han hecho porque no soportan la idea de separarse de ellos y quieren quedarse a ayudarlos». Pero ni José Ignacio ni su esposa pierden la esperanza y esperan volver a por ellos «en cuanto se pueda». De hecho, Nadia pide apoyo para «lograr el respaldo legal con que traerlos a España». «Necesito esa ayuda, doy lo que sea, pero es que necesito tenerlos aquí conmigo», afirma muy emocionada (...).

(Más información, mañana martes en la edición impresa de Diario de Burgos)

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