No es Semana Santa, pero Aranda de Duero ha vuelto a vivir hoy una de sus fiestas más emblemáticas: la Bajada del Ángel. La tradición, fuertemente arraigada, se enmarca en un encuentro con otras localidades que acogen actos similares como Muros y Peñafiel, con motivo de la Ciudad Europea del Vino.

La protagonista, igual que el pasado Domingo de Resurrección, ha sido Ana Maté del Pozo, de cinco años. Rebosante de energía, ha descendido del globo y tras patulear de forma incansable, ha quitado el manto negro en señal de luto a la Virgen para que así pudiera ver a su hijo resucitado, una imagen colocada justo enfrente.

Todo ello entre los aplausos de la multitud de arandinos y visitantes que, aprovechando una mañana espléndida, se han acercado para presenciar un acto atípico por celebrarse en octubre. 

En paralelo, los alcaldes de Aranda, Muros y Peñafiel han avanzado que trabajarán en diversos encuentros para tratar de crear propuestas conjuntas como un itinerario cultural por los distintos municipios de España en los que año tras año se celebra la Bajada del Ángel.