Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Photoshop

07/03/2022

Hay ocasiones, quién lo negara, en que se echa de menos un poquito de privacidad, sobre todo cuando uno se cita con un amigo viejo con el propósito de tomar un cafelito, hablar de las cosas de la vida y, de paso, contribuir a engrandecer la gloria de nuestra nación. Y si no la hay, pues se busca, pareció pensar el jueves pasado don Javier Lacalle, exalcalde de nuestra muy noble y muy más leal ciudad, quien ni corto ni perezoso, y aprovechando el poco tiempo libre que le dejan sus graves ocupaciones en el Senado, sacó del cajón una fotografía de hace cuatro años en la que una delegación burgalesa posaba durante una visita al presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, con motivo de los fastos jacobeos y, a golpe de Photoshop, se entregó a la tarea de borrar a todos los que le estorbaban con el afán de generar un ambiente algo más íntimo y platicar un rato sin ropa tendida con el ahora flamante líder del PP. 

Bien ufano de su reinterpretación de la verdad, el señor Lacalle resolvió hacer pública en las redes sociales la retocada imagen, de la que han desaparecido, como por obra de ilusionista, el presidente de la Cámara de Comercio, un par de ministros del Señor y una dama vestida de domingo que no se metía con nadie; y no le temblara el pulso a don Javier para hacer lo propio con el mismísimo Winston Churchill reencarnado si con ello lograse quedarse a solas con el señor Feijóo (con el que, si hemos de conceder crédito a lo que insinúa en Instagram, está a partir un piñón), pues son innúmeros los asuntos que requieren de una mente preclara en este aturdido país.

Habrá ciudadanos quisquillosos que a partir de ahora, y ante tales antecedentes, decidan no creer una sola palabra de las que les dirija nuestro senador, y otros acaso se indignen ante el hecho de que, mientras el mundo dirime en Ucrania su futuro para el próximo medio siglo, él piense únicamente en el suyo propio para los siguientes cuatro años y se dedique a elegir la levita de cuyos faldones le conviene tirar. Pero lo más juicioso acaso sea no irritarse en demasía por la bufa manipulación de que ha querido hacernos objeto, pues, como bien apunta mi compadre Ignacio con su fina observación, la foto de marras desvela mucho más de lo que pretendía ocultar.