La abundante presencia de palomas en la ciudad de Burgos provoca importantes daños en el mobiliario urbano, en las fachadas de edificios, especialmente en los históricos, o en los negocios particulares a pie de calle debido a que sus excrementos tienen una gran capacidad de corrosión, a lo que se añaden problemas de salubridad. Por ello, el área de Sanidad municipal lleva a cabo controles constante para que la población se mantenga en un número estable que frene las molestias.
Durante el año paso se duplicó el número de capturas respecto a los anteriores hasta alcanzar los 1.959 ejemplares frente a los entre 900 y 1.000 habituales al haberse incrementado la población de estas aves. El equipo de control de plagas actúa durante todo el año por un lado en zona recurrentes en las que hay presencia constante de palomas por tratarse de edificios en ruina o abandonas en las que pueden refugiarse a sus anchas y en otros de manera puntual debido a las quejas ciudadanas.
Según los datos aportados por el Servicio de Medio Ambiente y Sanidad, durante el año pasado se actuó en el parque Félix, la calle Averroes, el G-3, las avenidas Reyes Católicos, del Cid y Castilla y León, el paseo del Espolón, la zona de Capitanía, Barriada de la Inmaculada, la calle La Puebla, la plaza de la Libertad, zona de La Llana, La Flora, la Plaza Mayor, la calle Hospital de los ciegos, la carretera dePoza, la plaza Virgen del Manzano, la calle Emilio Prados, San Agustín, Fuentecillas, Clunia, San Lesmes, Málaga, plaza Pedro Maldonado o la calle Diego Luis de San Vitores.
Generalmente los meses de febrero y diciembre son los que se producen más capturas. El servicio de control de plagas cuenta con dos operarios aunque no solo se dedican a capturar las palomas sino a trabajos de desinfección de edificios públicos, desratización de la vía pública. El sistema principal de captura es el de la red impulsada mecánicamente tras cebar a las aves durante un periodo aproximado de 10 a 15 días. Cuando los animales están confiados, los operarios lanzan la red y las atrapan. En otras ocasiones se usan jaulas autónomas de captura pero solo en casos puntales
Las palomas causan innumerables molestias y son un foco de suciedad. En algunas ocasiones toman edificios abandonados para refugiarse del frío y causan problemas entre los vecinos como son los casos de Cabestreros o Cardenal Segura pero en otros casos aprovechan zonas céntricas en las que hay una elevada concentración de personas buscando algún alimento que llevarse a la boca.
El Ayuntamiento instala diferentes medidas disuasorias para el control poblacional como mallas, pinchos y otros elementos que dificultan la nidificación y multiplicación. El área de Sanidad recuerda la prohibición de depositar alimentos en vía pública para evitar que las palomas acudan al reclamo.