Visto para sentencia el juicio por el asesinato de Ana Belén

RAÚL CANALES
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El entorno y las hermanas de Ana Belén aseguran que vivía en una 'cárcel de oro'. La acusación considera probado el control que ejercía el asesino sobre la víctima, ya que vigilaba todos sus movimientos y conversaciones. Pide 25 años de prisión

El juicio celebró ayer su sexta jornada y quedó visto para sentencia. - Foto: Valdivielso

El juicio por el asesinato de Ana Belén quedó ayer visto para sentencia. Antes de emitir su veredicto, los miembros del jurado popular deberán dirimir sobre los agravantes y atenuantes presentados por las partes, ya que son los que determinarán el tiempo que pasará en prisión el asesino confeso, Agustín Herrero. La pena oscilará entre los 15 y 25 años. 

La jornada comenzó con la declaración de una de las hermanas de la víctima, aplazada en su momento por una cuestión sanitaria. Su testimonio incidió en lo apuntado ya por otros testigos: que el asesino ejercía un control total sobre la vida de su mujer y que existían dos Ana Belén, la que en la calle irradiaba alegría y la que vivía encerrada en una cárcel de oro, como se ha definido la casa que la pareja tenía en Turiso. 

La decisión de irse a vivir a dicha localidad fue de Agustín con el objetivo de «alejarle de sus amistades». Aún así, la mujer en el pueblo forjó nuevas relaciones sociales, también mal vistas por su marido. Las numerosas deudas de la pareja agravaron la situación, hasta el punto de que la víctima quería buscar un tercer trabajo para tener independencia económica y poder separarse definitivamente. 

Aunque Ana Belén trataba de ocultar la realidad a sus hijos, sí hablaba con su entorno más cercano del infierno en el que se había convertido su matrimonio. «Lo hacía a escondidas y aún así luego tenía problemas con él porque le revisaba el móvil todo el tiempo», aseguró la hermana, que en repetidas ocasiones aconsejó a la víctima cambiar la contraseña para preservar la intimidad. «Me dijo cual había puesto por si le pasaba algo e insistió mucho en eso», remarcó  antes de relatar que pocos días antes del asesinato, ambas sorprendieron a Agustín espiándolas mientras hablaban en la cocina. 

Demostrar que el crimen se produjo en un contexto de violencia habitual en el ámbito familiar ha centrado gran parte de los esfuerzos de la acusación. Según los testimonios de los testigos que han ido pasando por la sala,  ha quedado claro que la pareja llevaba tiempo separándose aunque el marido no lo aceptaba y controlaba los movimientos de su mujer, llegando a utilizar en algunos casos a los hijos para informarse de la vida de Ana Belén. 
Pero hay otras cuestiones que han quedado en el aire y que condicionarán los años de condena (...).

(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de este jueves)