Si los robos en iglesias y ermitas son cada vez más esporádicos (este año, sin ir más lejos, no se ha registrado ni un solo expolio de arte sacro de la provincia) ha de atribuirse a que cada vez más templos con sistemas de seguridad. Así al menos lo considera la diócesis de Burgos que, sin embargo, señala que el porcentaje de iglesias con alarma es aún reducido. No en vano, sólo en torno a un 25 por ciento de los templos tienen sistema de seguridad, y desde la diócesis animan a las parroquias a que sean las que financien la instalación de alarmas, toda vez que el presupuesto que maneja el obispado no alcanza dado el alto número de actuaciones con importante inversión que realizan en materia de rehabilitaciones. «Estamos convencidos de la efectivad de los sistemas de seguridad.Sirven para ahuyentar la ladrón y además, algunas están conectadas con la Policía», explica Juan Álvarez Quevedo, delegado diocesano de Patrimonio.
Las parroquias, señala, «están haciendo un esfuerzo importante para instalar en sus iglesias estos sistemas, porque supone un esfuerzo económico, y lo van haciendo poco a poco. Nosotros animamos a que no dejen de hacerlo, porque la diócesis no tiene medios económicos para ello. Sabemos que en parroquias pequeñas el esfuerzo es mayor, pero es importante que se haga». En este sentido, instalar una alarma en una iglesia puede costar en torno a 1.500 euros. En la provincia quedan 700 templos (del millar existente) sin alarma. Proteger con un sistema de seguridad las restantes supondría un desembolso de un millón de euros que la diócesis no tiene, de ahí que animen a las parroquias a sufragar la alarma. «Hoy por hoy la diócesis no puede hacerse cargo de esa inversión; si pudiera, lo haría sin dudarlo».

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