Calles vivas pero carteras quietas

ARSENIO BESGA
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La Feria del Ángel atrajo a centenares de mirandeses. No obstante, la escasez de ganado y la coyuntura económica frenaron las ventas

Al margen de varios caballos, la mayor parte del recinto estaba ocupado por burros. - Foto: A.B.

Las tradiciones perviven generación tras generación y siempre mantienen su particular encanto. La Feria del Ángel, que ha servido como punto de venta de ganado desde que en el año 1333 Alfonso XI la inaugurara, se enmarca en esa línea de históricas reuniones repetidas a lo largo de los siglos. La última edición, celebrada el 1 de marzo como dictan los cánones, reunió a cientos de personas por las calles del Casco Viejo mirandés. Sin embargo, buena parte de los asistentes solo actuaron como espectadores, no abrieron sus carteras. «Hay movimiento, pero muy poco gasto», reconocieron los comerciantes de los puestos ambulantes.

«La mañana está tranquila», comentaron desde los puestos de complementos y utensilios que se alojaban junto al ganado. «Hay mucha gente, otra cosa es la cartera», explicaron al otro lado del puente de la N-I, más próximos al centro histórico. En ambas zonas dijeron que «cuesta vender un montón». Desde su punto de vista, «la pandemia se nota». Ahora bien, no olvidaron en ningún caso que ese hecho tiene una implicación transversal y que su negocio «es solo uno más» de todos los afectados.

El descenso en el número de animales también marcó la jornada. «Te diría que han venido más personas de las que esperaba habiendo solo doce cabezas de ganado», analizó uno de los vendedores. Sobre ello, un experimentado profesional del sector ganadero expuso que «otros años vienen muchos más». De hecho, él mismo reconoció que «la cuarentena vino mejor para vender en casa». «Nosotros solíamos traer seis o siete animales y este año el primero que he pillado lo he traído», narró. «Y ya lo he vendido», sentenció solo tres horas más tarde del inicio de la jornada.

Cientos de personas recorrieron las calles del Casco Viejo.Cientos de personas recorrieron las calles del Casco Viejo. - Foto: A.B.

El contexto económico que la covid ha dejado tras de sí afecta a todos los ámbitos. Los comerciantes y ganaderos de la Feria del Ángel, que llevan varias generaciones participando, aseguraron que «la pandemia se ha notado mucho». Por ejemplo, uno de los propietarios de un establo recordó que «hace cuarenta años» vino por primera vez. «No solo es que se note la diferencia si se compara con hace tres décadas», apuntó él. «Si miras hace cinco años, no tiene nada que ver con lo de este», aclaró.

En esta edición se pudo ver una cantidad menor de cabezas de ganado.
En esta edición se pudo ver una cantidad menor de cabezas de ganado. - Foto: A.B.

Eso sí, «el miedo» al gasto no solo se dio en la feria mirandesa. «Hemos estado en Navarra y, más o menos, hemos visto lo mismo», argumentó un comerciante. Desde el punto de vista de los puestos de ropa y elementos decorativos, «en la de mayo vienen muchísimos más». Ahora bien, aseguraron que no dejarán de venir, «caiga como caiga, aquí estaremos». Gracias a esa loable actitud, los adultos, niños y ancianos que ayer tuvieron la oportunidad de acariciar hermosos caballos, volverán a tenerla. Año tras año, generación tras generación.