La perseverancia de Carlos Barbero ha obtenido su justa recompensa y desde el próximo 1 de mayo defenderá los colores del Lotto Soudal, equipo belga que milita en el World Tour, primera categoría del ciclismo internacional. El burgalés ha encontrado ese hueco que llevaba buscando desde que el Qhubeka se despidiera. «Estoy muy contento de esta oportunidad que me da un gran equipo como es el Lotto Soudal. Ahora lo único que queda es aprovecharla», señala.
Reconoce que este periodo ha sido «duro», aunque cada día ha salido a entrenar para tener los deberes hechos en el momento que sonara el teléfono. Las conversaciones comenzaron a principios de abril y el próximo domingo 1 de mayo Barbero regresará por todo lo alto a la competición en la Eschborn-Frankfurt, clásica de un día que pertenece al calendario World Tour. Posteriormente se desplazará hasta tierras francesas para afrontar una prueba por etapas en Dunkerke que comenzará el 3 y concluirá el 5 de mayo. «Me faltará el ritmo de competición, que en cuatro carreras lo tienes, pero la condición física la tengo», expone.
Compartirá equipo con una leyendas del ciclismo como Philippe Gilbert o uno de los mejores esprinters del panorama internacional como Caleb Ewan. «Hay corredores con gran nombre, pero también tienen ciclistas jóvenes con mucho talento. El equipo es una mezcla de ambos», declara.
Señala que solo él y sus allegados saben por lo que ha tenido que pasar en estos cuatro meses. «He entrenado, me ha cuidado y he hecho los sacrificios que tiene que hacer un deportista profesional renunciando a muchas cosas de una vida normal. Pero era lo que tenía que hacer y al final ves que ha merecido la pena», responde.
En esos momentos más complicados ha tirado de «amor propio y de esas ganas de querer seguir». No se había puesto una fecha límite para encontrar equipo e indica que «lo fácil hubiera sido tirar la toalla». «No ha sido fácil, pero aquí estoy. Es como al que le cierran una empresa y va todos los días durante 4 meses en el mismo horario a hacer el trabajo que hacía y luego se vuelve a casa», concluye.