Entre la redención y la idea de convertirse en un exfutbolista

Diego Izco
-

Entre la redención y la idea de convertirse en un exfutbolista - Foto: TOLGA BOZOGLU

Que un futbolista ‘top’ en plenitud de facultades y condiciones físicas medite su retirado es algo muy sorprendente... pero no en el caso de Gareth Bale, a quien muchos ven desde hace tiempo como un exfutbolista. O como un golfista que en sus ratos libres juega al fútbol. Por mucho que su representante, el polémico Jonathan Barnett, dijese literalmente que ese rumor «es basura», no es difícil imaginar al ‘Expreso de Cardiff’, después de haber cobrado los últimos 22 millones brutos del Madrid, con un hierro tres en la mano, ajeno a que el balón siga rodando...

A sus 31 años y después de un buen final de temporada con el Tottenham, todavía vive bajo la sombra de aquella pancarta ‘Gales. Golf. Madrid. En ese orden’ y la imagen del muchacho inadaptado, acumulador de lesiones, millonario a pesar de todo. Sus escasas sonrisas futbolísticas, no obstante, han llegado casi siempre vistiendo de rojo dragón, la camiseta de la Gales con la que hoy debuta en la Euro’20.

 

¿Otro milagro?

El genio merengue cabalga ahora entre dos aguas: la de su imagen de tipo al que le desagrada el juego que le ha hecho rico con la de su redención como uno de los mejores peloteros de la última década. Gales le ha hecho sonreír más que nadie, quizás porque lograba huir de esa exigencia profesional de jugar con su club 60 partidos al año.

Máximo goleador de la Historia de su país (33 dianas) y sexto jugador con más entorchados (83), de esa redención de Bale depende que Gales logre repetir el milagro de las semifinales de la Euro’16. «Cuando termine la Eurocopa hablaré con Ancelotti», dijo enigmático, como siempre, oculto detrás de la sonrisa de quien ya se ve encima de una tumbona.