El estallido de la burbuja de la construcción en 2008 fue un duro golpe para el fabricante de perfiles en PVC para ventanas Veka. La paralización del mercado inmobiliario en seco obligó a la multinacional alemana a realizar ajustes en todas sus sedes. Catorce años después, la situación que vive la planta que la firma tiene en Villalonquéjar es radicalmente opuesta. Las expectativas desatadas tras el confinamiento, con un notable incremento del interés por la vivienda y las reformas, han provocado que la fábrica vaya a doblar su producción entre 2020 y 2025, un incremento que vendrá acompañado de un aumento de su plantilla del 15%.

Aunque a nivel local la compañía no ofrece datos, en conjunto fabrican anualmente cerca de 500 millones de perfiles de PVC para ventanas. En el caso de la planta de Burgos, la facturación ha crecido en dos años alrededor de un 65%, un alza que prevén seguir aumentando durante los próximos ejercicios. ¿El motivo? La multinacional ha logrado entrar en el exigente mercado de la gran distribución en su Alemania natal. «Tenemos unas expectativas de crecimiento muy grandes», explica el CEO de Veka Swena (Suroeste de Europa y Norte de África), Jos Lenferink. Ya el año pasado la fábrica, situada al pie de la calle López Bravo, aglutinó una inversión de 1,5 millones de euros para ampliar sus instalaciones de maquinaria un 20%. A lo largo de este 2022 se repetirá tanto las cantidades como el porcentaje, un aumento que continuará también de cara al 2024.

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